Auroras boreales, un fenómeno que sigue alucinando a los científicos

Ese fenómeno que produce destellos de colores en los cielos cercanos a ambos polos. El primero en interesarse por ellas desde un enfoque académico fue Galielo Galile, pero quien realmente dedicó su vida a estudiarlas fue el físico noruego Kristian Birkeland

Para los vikingos, esos extraños resplandores en el cielo eran el brillo de las armaduras de las guerreras valkirias. Los esquimales, pensaban que a través de ellas se accedía a un sendero hasta el lugar en el que habitaban los espíritus de la Tierra y sus antepasados.

Son muchas las culturas que intentaron encontrar respuestas que pudieran explicar cómo en ciertos momentos y en ciertos lugares, el cielo se pintaba todo de tonos verdes y azules. Magia, pero sobre todo las auroras boreales o australes son ciencia.

Vamos a empezar por el principio: definiéndolas. Las auroras boreales son un fenómeno luminoso que se puede observar durante el invierno a lo largo de una franja que se extiende por Alaska, Canadá, Groenlandia, Islandia, Noruega, Finlandia y Rusia. Estos halos de luz, explica El País de Madrid, se producen cuando “al llegar a la Tierra, las partículas cargadas —protones, electrones y núcleos de helio— que constituyen el viento solar son desviadas por el campo magnético terrestre hacia las regiones polares, donde chocan con las capas altas de la atmósfera emitiendo energía en forma de luz, algo parecido a lo que ocurre en un tubo fluorescente”.

El responsable del nombre “auroras” fue Galileo Galilei en 1619. Se basó en el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y de Bóreas, el viento del Norte.

Pero no solo existen en el Norte. Las auroras, explica una publicación de la revista National Geographic, también están en el sur. “El hecho de que haya menos asentamientos humanos en el Polo Sur hace que sean más famosas y más fáciles de ver las auroras del norte, pero este fenómeno se produce por igual en ambos polos”.

Una investigación reciente de la NASA arrojó que los colores verdes tan particulares responden a la “excitación” del oxígeno. Por su parte, el nitrógeno produce la luz azul, violeta y hasta rojiza que puede bordear algunas zonas de las auroras.

Al mismo tiempo, un equipo de científicos logró demostrar que las auroras emiten un sonido similar al chasquido que se produce al caminar sobre hojas secas. De todas formas, rara vez se puede escuchar desde la superficie porque el sonido se genera a 70 kilómetros de la Tierra.

Gracias al telescopio Hubble, sabemos que nuestro planeta no es el único desde el que se puede apreciar este fenómeno. Los campos magnéticos tanto de Júpiter, como de Saturno, Urano y Neptuno interactúan con vientos solares generando auroras.


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