“Seregni fue muy pragmático y se dio cuenta que por más que su preferido era Astori, la gente en la calle pedía a Vázquez”

El periodista Sergio Israel contó detalles de El General, biografía de Liber Seregni, escrita junto a Valeria Conteris.

elgeneral_tapa ¿Por qué un libro más sobre Seregni?

Este pretende ser una mirada crítica que contemple muchas de las cosas que ya se conocían y agregue nuevas pero sin el control de Seregni, porque él intervino mucho en libros muy importantes pero tenía un dominio muy fuerte. En este no.

¿Cómo era Seregni y por qué tuvo muchas peleas con los militares "golpistas"?

Es un hombre que se formó en la constitución y la ley y mantuvo hasta el final, el '68 cuando pide pase a retiro, una posición legalista, que no era tan distinta a la de la mayoría de los oficiales, pero había un sector que lo encabezaba Aguerrondo con el que mantenía una posición de respeto pero estaba en las antípodas desde el punto de vista ideológico. Esa formación militar influye mucho en la forma que él tiene de hacer política porque además es un militar que llega a la política como candidato de la izquierda y que la propia izquierda tuvo que procesar todo esto. Es muy raro que un general con esas características encabezara un partido político con comunistas y tupamaros.

¿Cuál fue su influencia para que los frenteamplistas votaran en blanco en las elecciones internas de 1982?

Óscar Bottinelli, que fue secretario de Seregni y conoció bien esa etapa, considera que ese momento que Seregni está preso y hace el llamado a votar en blanco es el momento más importante de liderazgo de Seregni, porque en el '71 era candidato a la Presidencia pero tenía un sostén de dirigentes políticos muy importantes como Zelmar Michelini, Francisco Rodríguez Camusso, Rodney Arismendi, José Pedro Cardoso. Sin embargo, cuando está preso y llama a votar en blanco el FA está en la clandestinidad, algunos están presos y otros en el exilio, y él lo que hace es reafirmar el frenteamplismo y decir 'no hay que votar dentro del lema blancos y colorados' sino en blanco para marcar los votos del FA, en contra de la opinión de muchos de los dirigentes del FA.

¿Por qué se consideraba el 'director técnico' del Pacto del Club Naval?

Él no podía participar, entonces ahí había unos civiles del FA y blancos y colorados que tampoco entendían. Él conocía la interna militar, les decía, ustedes van a enfrentarse a un grupo, si van a una reunión háganlas de tarde porque se puede distender la cosa, les daba asesoramiento como un director técnico de forma que se pudiera sacar el mayor resultado posible. El factor humano y el conocimiento que él tenía de cómo son los códigos militares, que los civiles conocemos solamente en parcelas.

¿Cómo fue su relación con los tres líderes actuales del Frente Amplio?

La relación con Danilo es muy particular porque es el hombre llamado a ser su sucesor. Mantuvo un gran respeto por él, pero tenía pensado unos planes que después no coincidieron. Quería que fuera el candidato a la IM, que fuera nuevamente candidato con Vázquez a la vicepresidencia, y Astori no acepta eso, tiene su propio pensamiento y hay momentos de mucha tensión. Pero además hay otro fenómeno y es que Astori no le perdona a Seregni que Seregni haya reconocido el liderazgo de Tabaré Vázquez. Seregni fue muy pragmático y se dio cuenta, más allá de que su preferido podía ser Astori, la gente en la calle pedía a Vázquez y que era un jugador ganador. Eso en el ego de Astori cerraba mucho.

Ni Mujica se fumaba mucho a Seregni ni Seregni tenía una empatía. Sin embargo, ellos después se encuentran y conversan, y mantienen una relación fuerte al punto que Seregni le dice a su secretaria ‘este hombre va a ser presidente lo que pasa es que todavía no lo sabe’.

Una de las novedades del libro es que Seregni falsificó documentos que aprobaron el ingreso del Frente Amplio al Encuentro Progresista para las elecciones del ‘94.

Lo que hizo fue tocar un poco el contador para que los votos dieran. Faltaban algunos votos para que se aprobara. Fue un congreso muy tenso y complicado. El Congreso precisaba una mayoría especial para que se aprobara la plataforma que ya había sido creado el Encuentro Progresista-Frente Amplio. En esa gran tensión Seregni da una orden no escrita para que se fuerce un poco y lograr un resultado que era el de la mayoría pero que le faltaban votos.

¿Cómo soporta las críticas del Frente Amplio en sus últimos años?

Lo mantiene con mucha dignidad como toda su cuestión. Hace declaraciones fuertes. Hay un momento que va a Chile y cuando vuelve dice que le resulta más fácil hablar con Batlle que con el presidente del FA. En un momento Vázquez lo manda a que fuera a un comité si quiere expresarse. Da opiniones muchos más sinceras que cuando tenía que expresar a todos. Por ejemplo se mete con los tupamaros y dice que los derechos humanos fueron violados por parte del Estado pero también por tupamaros cuando secuestraron a gente y la tuvieron en un sótano durante mucho tiempo. Eso, que es verdad, no cae muy bien.

¿Cómo describirías el olfato de Seregni?

Me parece que es un estratega y no necesariamente un hombre con olfato político. Tiene mucho boliche, pero una formación muy estructurada, entonces me parece que le falta un poco de esa cosa del político, que se las criticamos pero que se valora. Él es más un estratega que un táctico.

Sinopsis

Para el Ejército, su amor desde la juventud, Liber Seregni fue un traidor, porque se alió con los comunistas y tupamaros, el enemigo. La izquierda, que lo recibió con recelo por milico y desconocido, lo hizo luego el general del pueblo, aunque no todos lo querían.

El contacto con la gente sencilla recorriendo la campaña, mientras trabajaba midiendo el territorio para el Servicio Geográfico Militar, la cuna anarquista, el batllismo, la lectura de Marcha, las clases de economía con el director del semanario, Carlos Quijano, y el pasaje por México cuando aún era un capitán recién ascendido, fueron formando una personalidad poco común. Fue presidente del Frente Amplio durante 25 años, casi diez de los cuales pasó en prisión.

Al morir estaba rodeado de amigos pero políticamente bastante defenestrado y hubo un tiempo que tenía más acceso a Jorge Batlle que a sus compañeros Tabaré y Danilo. No llegó a ver en el gobierno a la fuerza política a la que dedicó su vida fuera del Ejército, pero su concepción estratégica, sin embargo,
continuó vigente e incluso fue creciendo en prestigio más allá del mármol.

Los autores

Valeria Conteris nació en Montevideo en 1967. Cursó Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Udelar y Edición en el Instituto Claeh. Trabajó en el archivo del semanario Brecha, en la revista Riesgo País, en el programa de radio “Tiempo Presente”, en Concierto FM y en el Fondo Social de la Construcción. Colaboró en la producción de contenidos para la empresa PSB y también para la productora de cine White Mountain. Actualmente trabaja en el archivo de El Observador.

Sergio Israel nació en Montevideo en 1957. Es licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo), por la Universidad Autónoma de Barcelona. Como periodista trabajó en: el semanario Brecha, La República y El País Cultural. Fue editor de las revistas Arena, Mundo Afro y Noticias del Sindicato Médico del Uruguay y docente en Udelar, Universidad Católica y ORT. Actualmente es redactor del semanario Búsqueda. Ha publicado varios libros: El enigma Trabal. La conexión francesa, Mujica el florista presidente, Silencio de estado, Yenia Duvnova, un amor en la guerra fría y la novela El agente rojo. En Editorial Planeta publicó: El golpe de febrero, en coautoría (2013) y Pepe Mujica el presidente (2014).


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