En este espacio en que solemos recorrer historias de vida locales, esta vez exploramos la de un alemán que se enamoró de nuestro país.
La primera razón que da para vivir en Uruguay, en una preciosa estancia que tiene en Florida, es la arquitectura. "Me gusta la arquitectura tradicional rioplatense con sus altas habitaciones, todo medio señorial", dice en un buen español. Le gustan las estancias antiguas y leyó una vez que en Argentina y Uruguay es donde se encuentra este tipo de arquitectura. "Siempre quise tener un poco de campo también", contó. Sin embargo, en Alemania su actividad nada tenía que ver con el campo. Tenía una empresa de exportación de automóviles, pero su sueño era tener una casa histórica, con caballos y ganados, y la posibilidad de levantarse a la mañana y observar un paisaje completamente natural.
Dijo que leyó poco antes de elegir a Uruguay, porque "en los años 90 era un poco difícil informarse y eso mismo me atraía. Por eso me vine, en el año 1995, y me gustó muchísimo". Entre 1995 y 1999 viajó diez veces a Uruguay buscando campos en venta con cascos antiguos. En 2003 conoció el que actualmente posee y no dudó un instante en que era el correcto. "Soy un alemán frío, así que enamorarse no es algo que suceda en el sentido latino. Pero sí pensé que algo más lindo que esto no iba a encontrar", confesó.
