Carlos Muñoz: "Lo mío es mío, pero todos tenemos algo de los grandes relatores"

El relator de fútbol habló de sus comienzos en la radio, de la emoción que le provoca escuchar los relatos de gol y de cómo tuvo que enfrentarse a una cirugía cardíaca de alto riesgo.

Al inicio de la entrevista repasamos algunos relatos de gol de Muñoz, entre ellos el del Loco Abreu en Sudáfrica...

El gol de Abreu tiene un trasfondo muy especial, yo estaba en Argentina, no lo relaté para Uruguay, lo relaté para Argentina. Era muy particular. Después sé que acá también trascendió porque lo pasaban en la radio y la gente lo veía en Internet. Me emociono mucho. Ahora después de la operación al corazón aún más. Pero digo: pucha, lo bueno es que en definitiva hay cosas que van a quedar.

La magia del relator

El relator, más antes que ahora se tiene que transportar. Un tío mío vivió 27 años en EE.UU, se aprontaba en aquella época, llamaba por teléfono, le poníamos la radio pegada al teléfono, se preparaba el mejor asado y se ponía a escuchar la radio. Uno que relata se tiene que poner a pensar en todo aquel que no lo puede ver, debe transmitir esa emoción y hacerlo sentir como que está en el estadio.

Su amistad con Alberto Kesman

Alberto es mi hermano de la vida. Con Alberto nos conocemos desde que teníamos ocho años, jugábamos al baby fútbol. Estamos hablando de 56 años de relación. Yo entré a esto por Kesman, Alberto me hizo a mí la pierna para que pudiera hacer la prueba en la radio. Con Alberto tenemos mil anécdotas, giras juntos, dos millones de viajes.

Su estilo

Lo mío es mío, pero todos tenemos algo de los grandes relatores.

Su relación con Víctor Hugo

Yo con Víctor Hugo tengo una relación muy buena, nunca tuve problemas. El tema político no lo tocamos para nada porque me parecía que no estaba bien tocar un tema que nunca tocamos, era al santo botón.

Sus problemas al corazón

Yo tenía un dolor estomacal, sentía malestar, vomité. Fuimos al hospital y estaba infartando en ese momento. Me tuvieron una semana, mi señora viajó de inmediato. Gracias a dios y a los médicos uruguayos, por suerte hoy estamos... si bien no con la misma garganta, sí con la misma pasión y el mismo entusiasmo y emoción. Yo siempre digo: gracias a dios y a los médicos. Yo estaba en el Hospital Italiano de La Plata y le decía a mi señora: ¿cómo banco esto?.

Y vine a operarme acá porque los médicos me aconsejaron que me operara acá. Tenía todo tan tapado que no me podían poner stent, me hicieron la convencional. Me acuerdo que cuando me llevaba les digo a mi señora y a mis hijos: bueno si esto sale bien quiero una gran fiesta, porque cumplía 60 años, y dicho y hecho. Cuando me van a anestesiar, me acuerdo que el anestesista tenía un gorro de Nacional y me hablaba de fútbol, le digo: no me hables de nada, dormime.

Su pasaje como directivo de básquetbol

El pasaje fue en un básquetbol diferente, el básquetbol es maravilloso. En aquel momento no estaba la fortuna que hay de poder conseguir más sponsors y todo lo demás, es muy sacrificado ser dirigente de básquetbol, no hay ingresos como en el fútbol. Yo me saco el sombrero con los dirigente de Goes.


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