El Gran Gustaf: de cambiarse entre los cajones de frutas a los teatros con aire acondicionado

El humorista recordó su infancia en Capurro, habló de su amor por Fénix y finalizó la entrevista abrazándose con el doctor Juan Carlos Paullier.

El humorista habló de su niñez y adolescencia en el barrio Capurro y de cómo esas influencias "de la esquina" forman parte de sus monólogos actuales, contó cómo surgió su pasión por Fénix, equipo por el que ha sido capaz de volver de Buenos Aires solo para verlo. Recordó su pasaje por las inferiores de ese club, en donde llegó a ser el "9" de la cuarta división y cómo fueron los momentos en que tuvo que decidir entre este deporte o el teatro.

Explicó cómo dejó de ser Gustavo Perini para pasar a ser "El Gran Gustaf", su actual nombre artístico, y recordó sus comienzos en la movida under de teatro. "Siento que espiritualmente no lo he abandonado. Tengo el mismo motor, el mismo sufrimiento. Cuando actúo en teatros donde hay aire acondicionado, siempre me acuerdo que en la comedia me cambiaba entre los cajones de frutas. Eso siempre está, no lo podés odiar para abandonarlo. Me encanta repasar eso, me hace muy feliz", señaló.

También habló de la virtud de reírse de si mismo. Dijo que más que un acto de humildad lo considera un acto de justicia ya que "si voy a reírme de vos lo primero que tengo que hacer es mirarme a mí". Recordó el intercambio que tuvo con Juan Carlos Paullier en una función en el Carrasco Lawn Tennis: "ha hablado muy bien de mí en las entrevistas", dijo entre risas, minutos antes de que la formalidad se interrumpiera con la llegada del doctor, con quien se dio un abrazo e intercambió elogios.


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