El psicólogo experto en psicología criminal Gustavo Álvarez analiza la tragedia del asesinato del niño de Maldonado.
¿Qué pasó por la cabeza de Fernando Sierra antes, durante y después de asesinar a Felipe Romero? ¿Hubo alguna pista que se pasó por alto y que hubiese evitado esta tragedia?
Lo analizamos con Gustavo Álvarez, psicólogo y experto en psicología criminal y director de la Asociación de Latinoamericana de psicología jurídica y forense.
Hay que decir que intentamos hablar desde la generalidad de los hechos, desde el punto de vista técnico.
Lo que aparenta ser es un vínculo muy pegoteado, muy simbiótico, donde los roles parecen muy difusos, sobre todo en el rol paterno y materno del niño.
Las personas que empiezan a ejercer este tipo de conductas tienen una autoestima muy volátil y una adaptación subjetiva al mundo adulto: se los ve adaptados, pero se sienten como niños en un mundo adulto, pero tienen reacciones y desarrollos emocionales que no van de acuerdo a la edad.
Si bien hay determinados elementos que presentan los niños que son abusados, ningún signo es suficiente como para que todos salgan corriendo a hacer una investigación. Lo difícil es diagnosticar cuando el vínculo comienza a desapegarse de lo que único entiende como sano.
No tengo tan claro si el victimario fue el abusador, yo no lo tengo tan claro. No hay nada que técnicamente los vincule.
El escenario del crimen es muy particular: uno encima del otro, abrazados. Da muestra de un amor muy loco y bizarro. No recuerdo en Uruguay un escenario del crimen con estas características.
