Paulo Sant'Ana: Punta cielo

El columnista escribe los domingos en ZH

Actualizado 29/12/2014 | 05:33 am12/29/2014 | 05:33 am

Punta del Este es un paraíso sin salida al mar en el infierno de Uruguay.

Punta del Este fue construido por los argentinos para disfrutar de los placeres de la playa, la delicadeza de tráfico y sobre todo la enorme ventaja de no vivir con los uruguayos. Hay gente de todo el mundo en Punta menos uruguayos. Por lo tanto, el argentino se refugió allí.
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Pero poco a poco, los argentinos están dando terreno en Punta del Este para los brasileños, pronto serán más brasileños en Punta que argentinos. Es que las sucesivas crisis financieras que afectaron el post-Perón Argentina Buenos Aires fueron empobreciendo y comenzaron a vender sus casas y apartamentos en Punta del Este.
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No voy a Punta del Este por su belleza natural y arquitectónica, que es indiscutible. Lo hago por dos razones: los casinos y los melocotones. Son los más deliciosos duraznos del mundo, más dulces que las fechas de Líbano y más jugosas que las naranjas Tacuarí. Pero lo único suficiente para mí es comer cientos de ellos en tan sólo 60 días.

No hace falta decir que tanto el Océano Atlántico y el Río de la Plata, bañando las dos orillas de la península de Punta, tienen agua fría, no sé cómo algunos turistas se atreven a sumergirse en ellas. Si Punta del Este tuviera las aguas de sus cálidas playas como Jurerê, sería la ciudad más visitada del mundo. Pero el agua es fría como i hubiera pingüinos en ella.

Pero las calles y avenidas de Punta son hermosas, adornadas por numerosos árboles. Además, tienen un tráfico tranquilo y acogedor, como en ninguna otra ciudad del planeta.

Nunca he visto un accidente de tráfico en Punta del Este. Ellos dicen que ha habido, pero nunca he visto. Sucede que el tránsito es solamente intenso en el verano. En invierno, parece tráfico destinado únicamente para los peatones, en voz tan baja se comportan los conductores en Punta.
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Por último, es increíble, pero no hay incluso un negro en Punta del Este. A 150 km de Punta, en Montevideo, hay miles de negros. Pero en Punta los empleados no son negros y tampoco las camareras del hotel. Se hizo en Punta una segregación racial pacífica y no violenta. Hay más negros en Dinamarca y Noruega que en Punta del Este. O más bien, no hay ni siquiera un negro en Punta.