“Las cartas contra el pecho” es un libro que habla del regreso de Wilson Ferreira Aldunate al país. Se trata de la primera publicación de este tipo del periodista uruguayo. El texto molestó por demás al hijo del caudillo nacionalista.
Así explicó su trabajo Gerardo Sotelo:
En aquel entonces yo estaba como cronista de la radio, de un evento sobre el cual estaba prohibido informar. Incluso se corrió el rumor de que habían entrado al país francotiradores.
Arriba de aquel barco, parado en medio del río, rodeado de barcos de guerra… yo pensaba: esto alguien algún día va a tener que contarlo. La anécdota pinta la dimensión de Wilson y su regreso. Tomás Lin decía que el regreso de Wilson fue “el” episodio de la transición.
A mí me parecía que faltaba el relato de los hechos, el relato del periodista, un relato muy interesante de contar. Todo esto, en el marco del adecuado contexto social y político que vivía el país.
La aventura empezó a las nueve de la noche y terminó pasado el mediodía, y yo de todo eso me acuerdo de tres o cuatro cosas relevantes que no sé si todas aparecen en el libro. El libro es resultado de más de una veintena de entrevistas y mucha lectura.
Lo que más me importa es contar la historia, de tal manera que si alguien no vivió ese momento, pueda entender la dimensión que tuvo para el país ese hecho, pero sin que se disparara un tiro. Se llegó hasta un punto donde después fue posible continuar con la transición.
Al final del libro se revela algo que tiene que ver con la condición de caudillo de Wilson.
Con respecto al cruce que tuvo con el hijo de Wilson, Juan Raúl, Sotelo sostuvo:
Yo a Juan Raúl no le reconozco la estatura moral necesaria como para debatir. Yo le dije: no me agravies, publica tú en tu perfil de facebook el documento que yo publico en el libro, lo que saco de un libro que publicó tu cuñado. Está enojado porque es una persona muy mezquina.
¿Qué tenía que hacer yo? ¿Ocultar un documento? ¿Un documento que publicó su yerno y su secretario? (...) Que no me digan que este documento no es relevante, porque fue relevante para su yerno, para su secretario político y para mí como ciudadano.
No quiero que el libro, que tiene 200 páginas, termine reducido solamente a eso. Eso está puesto allí porque marca las tensiones que tuvo que enfrentar Wilson. Wilson es de una dimensión que trasciende su círculo familiar e incluso trasciende a sus seguidores.
No tengo nada que hablar con Juan Raúl, en la vida hay que tratar de evitar a la gente como él. Y quiero aclarar una cosa: cuando yo le dije: decime dónde estás... ¡yo no le pego a nadie!, yo no uso la violencia.
