Fátima: "mi marido me violó, me lastimó, no me dejó salir de la casa porque estaba sangrando"

Irina Posadas tomó "Fátima" como su nombre musulmán. Se casó con uno de los expresos de Guantánamo y hace pocos días radicó una denuncia por violencia doméstica. Lo mismo le pasó a Roma, una joven de 24 años que está embarazada de seis meses.

En junio del 2015, Irina Posadas se casó con el sirio Abd Hadi Omar Mahmoud Faraj, uno de los seis ex reclusos de Guantánamo que llegaron en calidad de refugiados a Uruguay a fines de 2014. Irina cambió su nombre y pasó a llamarse Fátima, su nombre árabe. Asegura que durante los meses de casada quedó totalmente aislada de lo que sucedía fuera de su casa y denunció que fue agredida en varias oportunidades por su pareja.

Irina Posadas no es la única que denuncia haber vivido episodios de violencia doméstica por parte de un ex recluso de Guantánamo. Roma, la joven que se casó con el tunecino Adel Bin Muhammad, y que está embarazada de seis meses, asegura que lo abandonó ante las reiteradas amenazas. En diálogo con Telemundo, dijo que su pareja no la golpeaba pero si la insultaba. Le decía que le “iba a cortar la cabeza”.

Actualmente ambas están separadas de hecho. Roma Blanco ya obtuvo el divorcio, pero teme que cuando dé a luz a la hija que espera se la roben. "Es la tercera denuncia que hago. En las primeras dos no respetó nada, en esta tercera por ahora está respetando", contó en Esta Boca es Mía la joven. "Igual no salgo, parezco yo la presa. Tengo miedo. Él hace tres meses me amenazó. No sabíamos si era niña o niño. Él me dijo que si no le entregaba al niño me lo iba a robar. Le corté el teléfono. Ahora hay otros rumores que están esperando que yo dé a luz para quitarme a la bebé, llevarla hasta Rivera, de ahí a Santa Ana para regalarla a palestinos", contó. Además aclaró que estaba vestida de pollera y remera porque ya no es practicante del Islam, que "por un lado" renunció a la religión. "No daba para más", sentenció.

Irina relató paso a paso lo que vivió desde que se casó. "Si yo hacía algo mal, no me dejaba ir a la casa de mi madre entonces yo trataba de hacer las cosas bien para poder ver a mi mamá", contó. Portarse mal implicaba recitar los fragmentos del Corán con algún eror, si servía mal la cena o si contestaba mal algo. Ese era al único lugar al que salía, siempre con su autorización. Si llegaban invitados a la casa, ella tenía que encerrarse en la cocina y cocinar. En una de la visitas la madre le contó que Samira (el nombre musulmán de Roma Blanco) se había separado de su marido y lo había denunciado. Ella llegó a la casa y le preguntó a su esposo, y "me dijo que no preguntara, no podía preguntar nada" y le dijo que Roma era una "diabla". Según contó, le revisaba el celular para evitar que hablara con Roma y tampoco podía usar Facebook ni otra red social.

Sobre el final del programa, Irina se quebró y llorando contó "mi marido me violó, me lastimó, no me dejó salir de la casa porque estaba sangrando" y pidió ayuda a las autoridades.

También nos acompañó Ricardo Chabkinian, secretario del Centro Cultural Islámico del Uruguay.

 


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