Exportaciones, comercio interno, inflación: todo se ve afectado por el país norteño.
La economía brasileña sigue a los tumbos: el plan de recorte fiscal que Dilma Rousseff presentó al Parlamento tiene un férrea oposición popular, a tal punto que hoy cientos de manifestantes invadieron la sede del Ministerio de Hacienda. La sombra del juicio político sigue presente y, finalmente, se teme que el país sufra una nueva rebaja en su calificación de deuda, lo cual podría generar una fuerte salida de capitales. Hace 15 días, Standard & Poor's ya le quitó el grado inversor.
En este contexto, el real continúa devaluándose a un ritmo acelerado: en el ultimo año, la devaluación fue de 73% y luego en los últimos tres meses del 31%. Esto hace que nuestra competitividad con Brasil se encuentre en niveles críticos, similares a los que sufrimos con la crisis de 1999.
Algunas consecuencias ya comenzaron a verse y otras están por llegar. Las ya visibles son las caída de las exportaciones y los cruces a la frontera para hacer el surtido más barato. Las ventas de empresas uruguayas a Brasil vienen bajando 24% en lo que va del año y la industria plástica y de vehículos es la más afectada. Respecto a las compras pasando la frontera, se están volviendo cada vez más comunes ya que hay productos como la carne, la nafta o los refrescos que cuestan menos de la mitad.
Pero además de esto, la devaluación del real traerá repercusiones a nivel del turismo. Los brasileños venían ganando mucho terreno como visitantes a Uruguay. Solo el año pasado vinieron 400.000, unas dos veces y media más que el año anterior. Hoy, la diferencia de cambio hace que Uruguay les resulte muy caro.
Finalmente, también sentiremos la devaluación brasileña en la competencia de sus industrias con las nuestras: los productos alimenticios sobre todo van a llegar más baratos a nuestras góndolas y también nos ganarán de mano compitiendo con nosotros en el exterior.
En este contexto, el gobierno está tomando medidas muy transitorias: el Banco Central vende dólares para que el tipo de cambio no suba tanto en Uruguay, pero a costa de perder reservas. Es algo que no podrá hacerse por siempre. Y si se permite que el dólar siga avanzando, seguramente la inflación estará por encima del 10%.
