Las encuestas publicadas por el Banco Central muestran que los analistas esperan un inflación de 10% para este año y un crecimiento del PBI de apenas 1%. Además, los índices de confianza de consumidor también señalan un deterioro.
Las personas, sus expectativas y sus decisiones de compra son una clave fundamental para comprender el funcionamiento de los mercados. Todos nosotros tenemos percepciones de cómo está marchando la economía, el sector donde trabajamos, la empresa que nos contrata. En base a eso tomamos decisiones que afectan a los comercios, a las industrias y por lo tanto a todo el país.
Después del año 2008 los uruguayos mantuvieron casi durante 6 años un optimismo respecto a la economía, por momentos más acentuado y por momentos menos pero optimismo a fin. Sin embargo desde mediados del año pasado pasamos a una zona de pesimismo moderado y en febrero hubo una nueva caída.
Esta encuesta de expectativas detectó que las personas están preocupadas por el empleo y esperan menos ingresos para sus familias. Está cayendo la predisposición a comprar bienes durables como electrodomésticos, casa y autos.
Obviamente, estas conductas del consumidor uruguayo ya comenzaron a repercutir en el total de la economía: las automotoras, las tiendas de electrodomésticos venden menos. Esta retracción de consumo, sumada al peor desempeño del comercio exterior hace que Uruguay en su totalidad muestre un avance más lento.
Estas encuestas también muestran un deterioro de las perspectivas. Hace un año atrás se esperaba mayor crecimiento, menor inflación y un dólar más bajo. Por primera vez esta encuesta de expectativas señala que la inflación puede cerrar el año en 10%, es más, algunos agentes contestan que estará por encima.
Además se habla de un crecimiento del PBI de solo 1,1 % cuando hace un año atrás se esperaba uno de 3 %. No hay expectativas demasiado optimistas tampoco respeto a los resultados fiscales, se pronostica un cierre del año casi sin cambios respecto a como comenzamos. Y del dólar se espera un cierre en 36 pesos.
En definitiva, hay coincidencia en que este no será un año auspicioso en materia económica, las familias verán afectado su empleo y su poder adquisitivo y el gobierno deberá atender dos flancos complicados: la inflación y el déficit fiscal.
