La reforma implica la regularización de al menos cinco millones de inmigrantes indocumentados.
Barack Obama se dirigió a la Nación en un simbólico horario de máxima audiencia, ya que ninguna de las tres grandes cadenas de televisión optó por ofrecer el discurso presidencial, en una noche cargada de series y espectáculos. Tan solo Univisión retransmitió en directo las palabras del mandatario interrumpiendo durante 15 minutos la retransmisión de os Grammy Latinos.
Obama aludió a la historia de Estados Unidos, un país que desde hace más de 200 años tiene la tradición de recibir inmigrantes de todas las partes del mundo, lo que lo beneficia, dijo. Recordó que Estados Unidos fue creado por gente llegada de afuera, antes de afirmar que hoy tiene su sistema de inmigración roto, con once millones de personas viviendo en las sombras.
Tras declarar que el Congreso se había convertido en un muro infranqueable para su ambiciosa ley de reforma, que hubiera abierto el camino a la ciudadanía para millones de indocumentados, Obama dijo que como presidente tiene la autoridad para tomar acciones ejecutivas. Luego presentó los grandes ejes de su reforma, dijo que no es una amnistía como sostienen los republicanos.
La reforma implica la regularización de al menos cinco millones de inmigrantes indocumentados.
