Las elecciones de este domingo volvieron a dar como ganador al oficialista Partido Popular, que precisa alianzas para formar gobierno.
En diciembre pasado, las elecciones en España dejaron un panorama político de incertidumbre: históricamente comandado por dos partidos, el Popular (PP) y el Socialista Obrero Español (PSOE), el Parlamento aparecía partido en cuatro grandes fuerzas, con la irrupción de la colectividad de centro-derecha Ciudadanos y el izquierdista radical Podemos.
El PP liderado por Mariano Rajoy, actual presidente, obtuvo la mayoría, pero no alcanzó los escaños suficientes como para investirse nuevamente como primer mandatario; meses de negociaciones entre los cuatro partidos no llegaron a buen puerto ni con la participación del rey, y debió llamarse a nuevas elecciones, la alternativa en que ninguno de los candidatos quería caer. Y este domingo, el PP se vio respaldado una vez más por la ciudadanía.
123 habían sido los escaños obtenidos el 20 de diciembre, y 137 los que consiguió el PP ahora, todavía lejos de los 176 necesarios para la mayoría absoluta pero con más peso. El PSOE obtuvo cinco menos, bajó de 90 a 85, con lo que empeoró todavía más la que había sido su peor votación histórica; Podemos sumó dos más, y Ciudadanos perdió ocho.
La única opción clara para formar gobierno sería una alianza entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, con lo que se superaría la mayoría absoluta. A eso, justamente, hizo referencia Rajoy en su discurso luego de conocer los resultados:
Durante la campaña electoral pedí el voto de los españoles moderados, y hoy ofrezco mi mano a los partidos moderados para que todos hagamos juntos lo que nos están pidiendo los españoles.
Me gustaría gobernar con un apoyo suficiente, con unos objetivos marcados, porque creo que es lo mejor para España. Si eso no es posible, pues gobernaremos con los apoyos que nos han dado los españoles y supongo que con pactos puntuales, pues todo el mundo tiene que actuar con responsabilidad, podríamos hacerlo.
Sería algo verdaderamente inaudito que no se pudiera formar un gobierno en España ahora y que fuéramos a unas terceras elecciones. Eso es que no se le ocurre a nadie. Sería una irresponsabilidad verdaderamente antológica.
