El papa pidió a la juventud una sociedad más justa y instó a la protección de la familia.
La lluvia no ha dado tregua a la ciudad de Nairobi desde la llegada del papa a Kenia. Aún así los fieles no se quedaron en sus casas con tal de ver pasar a Fransciso o de participar de alguno de los encuentros. En las primeras horas de la mañana el papa se reunió con varios líderes religiosos y ecuménicos de Kenia. "Justificar el terrorismo y la violencia en nombre de Dios es tomar a Dios en vano", es lo que volvió a repetir Francisco frente a todos los líderes religiosos, entre ellos los imanes más prestigiosos del país. "Su santo nombre no debe ser nunca utilizado para justificar el odio y la violencia", agregó.
El papa Francisco les advirtió que con mucha frecuencia se radicaliza a los jóvenes en nombre de la religión para sembrar la discordia y el miedo y para desgarrar el tejido de nuestras sociedad.
Luego celebró una misa multitudinaria en el campus de la Universidad de Nairobi, habló en italiano e inglés, es una misa con varios pasajes leídos por religiosos locales en las lenguas de las tribus más importantes de Kenia.
El papa alentó a la juventud a estar firmes ante la fe y a no tener miedo. "Que los grandes valores de las tradiciones de África, la sabiduría y la verdad de la palabra de Dios, y el generoso idealismo de su juventud los guíe en la tarea de dar forma a una sociedad cada vez más junta, inclusiva y respetuosa de la dignidad humana", sentenció.
Francisco denunció antes cientos de miles de keniatas la arrogancia de los hombres y el deprecio a las mujeres y pidió defender a la familia y proteger al inocente que aún no ha nacido.
