Los gremios, el Sirpa, enfrentamientos con la Policía y divisiones internas complican al gobierno.
El gobierno de Tabaré Vázquez no tiene respiro: recién se empieza a calmar el agua de los conflictos de la educación, si bien la paz parece inestable, y ya aparecen otras amenazas. Y todavía no se puede analizar con claridad quién salió ganando de la puja por la esencialidad.
Ahora son los funcionarios de la salud los que amenazan con profundizar su conflicto, en un área todavía más sensible que la educación. Otros gremios como los judiciales los van a seguir cuando se discuta el presupuesto en el Parlamento.
En otro frente, cuando todavía no se han asentado las controversias por el procesamiento de 27 funcionarios por torturas en el INAU, se repiten motines, fugas y escenas de violencia. E incluso se dan enfrentamientos con la Policía en otros escenarios, con el ministro Bonomi diciendo que le cuesta entender la violencia creciente de los delitos.
En un frente bien distinto, la inflación continúa al alza a pesar de los esfuerzos del equipo económico astorista, mientras la situación internacional se vuelve cada vez más compleja. Y encima, aparecen fuertes divisiones en el oficialismo con respecto a la negociación por el TISA. Divisiones que no hacen más que enfatizar las diferencias entre el equipo de Vázquez y el resto de la coalición de izquierda.
Cuando más necesitaría un apoyo sólido del gobierno, las diferencias con el sindicalismo y los distintos sectores del FA complican las cosas.
En su visión humorística de la semana, Hogue se metió con el mismo tema.
