La Fuerza Aérea Uruguaya hizo maniobras con aviones de caza en Rivera

Esto forma parte del plan anual de entrenamiento de las tripulaciones del escuadrón aéreo.

Los A-37 Dragon Fly son el medio más rápido con que cuenta la Fuerza Aérea para interceptar vuelos ilegales en cualquier punto del espacio aéreo nacional.

El escuadrón aéreo número 2 cuenta con una flota de doce aeronaves de fabricación norteamericana, que pueden alcanzar velocidades de hasta 800 km/h, llegando desde la base aérea en Durazno hasta el Aeropuerto Internacional de Rivera, en 25 minutos.

"El espacio aéreo, nuestra soberanía, está bien defendida y el Centro de Operaciones Aéras ante un vuelo ilícito, determina que las aeronaves interceptoras (en este caso como están haciendo estos ejercicios las aeronaves A-37) decolen hacia una posición en donde primero es identificada”, explicó el mayor Gerardo Tajes, director de Relaciones Públicas de la Fuerza Aérea Uruguaya.

Uruguay cuenta con radares civiles y dos radares militares, uno ubicado en Santa Clara de Olimar, en Treinta y Tres, y otro móvil, lo que permite al Centro de Operaciones Aéreas visualizar todos los lugares donde podría esconderse un vuelo no autorizado y enviar hacia allí a los caza.

”Las aeronaves tienen que primero interceptarla y luego identificar sus matrículas. Una vez que es pasada esa información y si se determina que es un vuelo ilícito, se le da, primero por radio o sino por señas visuales, la orden de aterrizar en territorio nacional”, detalló Tajes.

Si la aeronave se niega a aterrizar, es dirigida hacia un país vecino, con los que Uruguay tiene tratados de defensa aérea binacionales. A diferencia de Brasil, Uruguay no tiene protocolos para derribar una aeronave y los A-37 sólo pueden activar su armamento en defensa propia.

“Normalmente las aeronaves acatan la orden y aterrizan en un aeropuerto internacional como el de Rivera o un aeropuerto local en donde la Policía Aérea Nacional también accede al lugar. Y si lo hiciera en un campo, el Ministerio del Interior ejerce su autoridad”, dijo Tajes.

Las maniobras de aproximación e interceptación son arriesgadas y se entrenan con una aeronave ficticia de la Fuerza Aérea que no da su posición. El entrenamiento en distintas bases del país, con diferencias en la servidumbre, las pistas y las condiciones del viento que determinan características diferentes en todas las etapas del vuelo, es crucial para los pilotos.


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