Villazul: un proyecto musical para educar a niños con dificultades de aprendizaje

Fabián Marquisio es padre de Antonio, un niño con trastorno autista, que descubrió que puede enseñarle mejor a través de la música.

Fabián Marquisio tiene 42 años, es músico y padre de tres hijos. El mayor, Antonio, que ahora tiene ocho años, fue diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA) cuando tenía dos años y medio.

“Para mí fue el peor palazo de mi vida. Cuando te dicen un diagnóstico así, lo que te masacra son los sueños que vos hacés en tu mente, las proyecciones falsas que creás en tu mente.

Pensás que los niños vienen con un certificado de garantía y nunca se sabe. El masazo ese duró unos días, pero al tiempo nos dimos cuenta de que era una prueba más en la vida”, contó Fabián.

Poco sabían Fabián y su mujer Lourdes en aquel momento del TEA, un trastorno cognitivo que influye directamente en la comunicación y la relación del niño con el entorno. Pero, poco a poco, fueron aprendiendo.

“Vas entendiendo cómo funcionan, vas empezando a achicar el mundo, porque no es otro mundo en el que viven: viven en este mundo, solamente que lo perciben de una manera más pequeña, más focalizada.

Al ser más difícil la comunicación, también es más difícil dejar los pañales, hablar, trasmitir un sentimiento, que él trasmita un sentimiento, cosas muy sencillas, como un dolor”, explicó el padre.

La música siempre había estado presente en la vida de Fabián, pero con Antonio adquirió una nueva dimensión. Como padre, fue descubriendo que su hijo aprendía con mayor facilidad de las actividades cotidianas, como comer o vestirse, por medio de canciones que hablaran sobre eso. Tras constatar que había muy poca música orientada a niños especiales, decidió componer sus propias canciones para Antonio.

“La primera vez que me abrazó fue…  una cosa que no me olvido más. Tuve la suerte y me saqué el 5 de Oro con que me pasara. Me abrazó y después me dijo ‘te quiero mucho’ y me morí tres días enteros… pero sé de muchos padres que no les pasa”, señaló.

Fabían sentía la necesidad de ayudar a otros padres que enfrentaran los mismos obstáculos con sus hijos y así nació Villazul, un proyecto musical creado especialmente para niños con TEA, síndrome de Down o cualquier dificultad en el aprendizaje.

El disco, que fue editado en 2014 y cuenta con la colaboración de Estela Magnone y otros músicos, sigue siendo uno de los más vendidos en Uruguay. Pero para Fabián, su mayor éxito radica en haber podido ayudar a otros padres, que le hicieron llegar su agradecimiento.

“Era el gracias que yo le quería dar a alguien cuando Antonio mejoraba. Es tremendo”, admitió Fabián.

Ahora que Antonio va a la escuela, Fabián está considerando la posibilidad de hacer Villazul con canciones para actividades escolares y así seguir ayudando a su hijo y a otros niños especiales a integrarse a la sociedad.

Además, en pocos días saldrá a la venta su nuevo y cuarto disco solista, “El Cuarto”, que será presentado en el Sodre en octubre y que incluye la canción que le dedicó a su mujer pocos meses después de saber que Antonio tenía TEA.

La realidad de los trastornos de aprendizaje

Uno de cada seis niños tiene alguna discapacidad en el desarrollo y comportamiento, ya sea leve como dificultades en el habla y el lenguaje, o graves como discapacidad intelectual o parálisis cerebral.

Se calcula que uno de cada 88 niños nace con TEA y uno de cada 700 con síndrome de Down.

Los padres de estos niños especiales señalan la importancia de integrarlos como sociedad, algo que va más allá de leyes y protocolos.

Como a tantos otros, desde que fue diagnosticado con autismo, muchas instituciones educativas le han negado el ingreso a Antonio.

Sin ir más allá, este año Antonio fue rechazado del colegio a donde iba a concurrir dos días antes del inicio de clase, luego de una entrevista en la que le fue mal.

Fabián denunció lo sucedido en Facebook y otro colegio le escribió para abrirle las puertas, a donde hoy Antonio concurre.


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