Tomás Linn desafía a repensar el Uruguay de hoy con una mirada crítica hacia el pasado y el contexto cotidiano: "Como el Uruguay a veces hay"

"Tendría que haber tres millones de libros sobre el país porque cada uno tiene su visión: este libro es mi visión", reflexionó el periodista.

Con la agudeza de análisis que lo caracteriza en sus columnas periodísticas, Tomás Linn nos desafía a repensar el Uruguay de hoy con una observación crítica hacia diversos sucesos del pasado y del contexto cotidiano. Esta recopilación nos provoca a mirar con el ojo de la cerradura a un país que desde la vereda de enfrente nos molesta y en ocasiones no queremos reconocer como propio.

“(…)A fin de cuentas no hay única e inamovible forma de ser uruguayo. No es algo que se estableció de una vez para siempre y luego nada puede cambiarlo. Este libro es el resultado de una reflexión personal sobre el país en que nací, me crié y crecí.”

Uruguay es un rincón escondido en el mapa, lejano y ajeno a los acontecimientos que sacuden al mundo, alejado también de las discusiones que en otros países afectan a su desarrollo y evolución. Acá no parece haber nuevas tendencias y solo se discuten los temas de siempre. Desde aquel país complaciente de los años 50, con sus vacas gordas y su confort, sucedieron muchas cosas.

Los uruguayos sufrieron, se enojaron, se agredieron, les pegó una durísima crisis económica, y ahora están una vez más, en una etapa de autocomplacencia que no es aquella, pero se le parece demasiado. Sin embargo, entre esa autosatisfacción y la actual, ocurrieron hechos. Cuando llegaron los tupamaros no había dictadura en Uruguay. Es verdad, su democracia no pasaba por su mejor momento pero funcionaba. Había libertad. Se complicaba en cambio, la cuestión económica. La bonanza del Uruguay feliz llegaba a su fin.

En todo caso, será la uruguaya una viabilidad construida a los tropezones y sembrada en dudas.