Fabio Bertranou: "Este 2021 va a ser el año de pensar la recuperación"

El director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el cono sur de América conversó sobre las pautas que los mercados laborales se recuperen lo antes posible y se reformen para evitar una caída similar ante un nuevo embate similar al de la Covid-19.

La Organización Internacional del Trabajo presentó sobre finales de diciembre el informe “Panorama laboral 2020. América Latina y el Caribe”, en el que evidencia que este año 30 millones de personas estuvieron o están desocupadas; además, prevén para 2021 una tasa de desocupación de 10,6% ‒2,5% más que en 2019‒ pero, si se mantienen las condiciones adversas a causa de la pandemia por covid-19 la tasa puede llegar a 11,2%.

Balance del año en materia laboral

La crisis sanitaria y económica tiene una crisis del trabajo muy importante desde los años 30. En el Río de la Plata tuvimos una crisis muy importante en los años 2000. La crisis ha tenido una característica muy particular. Hubo un colapso muy grande en las tasas de ocupación, o sea, la fuerza de trabajo empleada. Este colapso tan importante afectó significativamente al sector informal de la economía. La economía informal funcionaba como refugio ante la economía informal. No ha servido como un mecanismo contracicliclo. Los actores del mundo del trabajo hablan del impacto desigualado. Vamos a tener trabajadores con menos calificación y menos oportunidades. Por el lado de las empresas tenemos el mismo fenómeno: hay una gran destrucción de empresas. Hay impacto sectorial también debido a la crisis.

Todos los países sufrieron un impacto significativo. En América latina nunca habíamos visto un impacto tan severo. Uruguay logró mitigar en mejor forma y los países que tengan una tradición de dialogo social e institucionalidad lograron  mitigar el efecto de la crisis en el corto plazo. Incluso aquellos países que hemos destacado con buenas prácticas como Uruguay, han tenido una respuesta insuficiente para la dimensión que ha tenido la crisis. Yo destaco la importancia de la institucionalidad del seguro de paro. Pocos países lo tienen en América Latina. El seguro de paro solo funciona en muchos países en la desvinculación. Eso ha sido muy bueno para amortiguar el efecto en las tasas de desocupación. Tuvimos un efecto importante, pero mucho más contenido. EL nivel de las prestaciones puede llegar a ser importante porque este año nos jugamos un escenario muy desafiante en materia de recuperación.

Las instituciones que están vinculadas con el empleo formal y el sector informal de la economía que no tiene la cobertura tradicional. En Uruguay 20, 21 % de los ocupados no tiene registro en la seguridad social. Es un 2 de cada 10 que no hay cobertura social. Toda esta institucionalidad que hemos tenido la hemos desarrollado para crisis cortas. La crisis ha sido muy prolongada y nos hemos visto desbordados en todos los países, no solo en Uruguay. Ahí hay que discutir nuevas formas para extender las prestaciones. Estas decisiones pueden tomarse en ese marco. Este 2021 va a ser el año de pensar la recuperación. Probablemente tengamos un primer semestre de 2021 de esfuerzos muy grande para mitigar los efectos de la crisis y probablemente tengamos que extender las medidas sanitarias por un tiempo para los trabajadores formales como para los programas de desarrollo social.

Impacto en las mujeres

Efectivamente el impacto es exacerbado en algunos segmentos, sobre todo en jóvenes y mujeres, sobre todo en mujeres con menos calificaciones o sin experiencia. Son los sectores que han tenido más dificultades en las nuevas modalidades que se usaron como el teletrabajo. Eso produce un efecto muy desigualdador y eso ya se veía antes de la crisis. Se exacerbó.

Diálogo con los sindicatos

El desempeño de las instituciones laborales depende mucho del diálogo con las organizaciones, tanto las cámaras como sindicatos. Han tenido un año muy desafiante. Ha sido un desafío colaborar y apoya a las cámaras empresariales para que puedan mantener el vínculo que se requiere. Fue un desafío para las organizaciones sindicales. Ha sido una preocupación nuestra para mantener la continuidad.

Fue una oportunidad para los trabajadores para conciliar unas dificultades más importantes. Esta experiencia de teletrabajo forzado no s ha dejado a enseñanza de las distintas capacidades que tienen los trabajadores en las empresas.

Conciliar el trabajo con la vida familiar. Para la mujer fue muy desigualado por las responsabilidades que tenían en el hogar y para las mujeres fue una carga adicional. Eso significó un impacto doble y muy grande en la dimensión psicosocial. Siempre la informalidad es una preocupación. El nivel de Uruguay es relativamente bajo si uno los compara con los niveles de América Latina. Esto es un tema que hay que revertir. En el corto plazo el desafío es contener estos índices y evitar que se agudice.  Lo que observamos es que el regreso a la actividad económica es a través de la actividad informal, por lo que el gran desafío es que el retorno sea a través del empleo formal y lo más rápido posible acompañado de políticas de respuesta y recuperación económica.


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