El cura salesiano Mateo Méndez decidió cerrar su etapa como párroco de Las Piedras para retornar al Movimiento Tacurú Salesianos, la comunidad que estableció hace 33 años en el barrio Lavalleja. A sus 76 años de edad, quiere ser “una oreja que escuche”, para poder “acompañar” y “caminar junto” a los jóvenes en lo que se pueda, según dijo al diario El Observador.
A pesar de su nuevo comienzo, el sacerdote también planea seguir adelante con la obra social que encabeza en Las Piedras: el proyecto Minga.
Salida de Méndez de Las Piedras
Hace 11 años que estoy en Las Piedras y a veces el cambio es bueno. Hace tiempo que veníamos conversando eso. Por otro lado, la motivación más fuerte no es "volver a", sino integrarse a algo que ya estamos haciendo. Lo que hacemos ahora es volver a un lugar de donde salí, no por nostalgia, sino por trabajar en un lugar que es necesario que esté ahí para acompañar, ser una oreja que escuche. Es un cambio para poder seguir sirviendo en la misma línea de lo que hacemos en Minga. Salimos ganando porque dejamos una comunidad muy grande para dedicarle tiempo a la escuela de oficios y a Minga.
Trabajo en Minga
Minga es una obra social fundada por Mateo Méndez. Se atiende a una realidad de jóvenes entre 14 y 18 años que viven situaciones de violencia. La obra empezó con 9 gurises que vivían en abajo del BPS y hoy hay más de 200 jóvenes atendidos. Logramos pasar de "ni-ni" a "sí-sí-sí". Sí estudian, sí trabajan y sí dedican tiempo voluntario a los demás siendo animadores en la obra. Hay 200 jóvenes en la obra. Empezamos a trabajar hace diez años. En Minga hay niños desde los 8 años hasta los 19 o 20 años. Tenemos cientos de jóvenes que ya culminaron el ciclo básico y que también ingresaron a los universitarios. La apuesta de nosotros es mostrar que no es por lo represivo, sino lo preventivo.
No son personas vulnerables sino con derechos vulnerados. Cuesta mucho la inserción laboral porque siempre está este estigma de dónde viene, es como la gente que sale de la cárcel, más alá del discurso. Las caretas hay que sacárselas y encararlas tal cual son. Mientras no cambiemos el chip de esa mirada, seguiremos remando contra la corriente.
La sensibilidad por el tema es una tarea de todos los días. No todos hacen eso. No todos los adolescentes son violentos. Cuesta mucho cambiar la mirada del adolescente. Hay que apostar como política de Estado. Si el Estado no puede, que llame al vecino. Hay que estar convencidos de que los adolescentes se puede trabajar y se tiene la vuelta. Tenemos que darles oportunidades.
Visión sobre lo que ocurre en el Inisa
No consumen, no venden, no hacen turismo, no votan. ¿Qué se espera de esta gente? ¿Qué expectativas hay como país de esta gente? ¿De verdad esta situación nos interesa para cambiarla? Tenemos que llamar a quienes sean necesarios. Hay otras formas de encarar las cosas sin el paternalismo del estado. Para tratar con los gurises hay que ser exigentes y disciplinados. No es a rigor, palo ni a cárcel. Hay que trabajar de otra manera.
Visión sobre cómo abordar el tema
Habrá que preguntarle a la izquierda por qué desconfía de los privados. Nosotros no tenemos convenio con Inau, con Inda ni con Mides. No recibimos fondos permanentes. Cuando venimos hace cinco años teníamos solo un terreno, hoy tenemos una obra modelo. Estamos en la construcción e un centro deportivo. Poder se puede. Estos gurises no pueden estar condenados. Sin duda la inversión en el aparato represivo del Estado ha aumentado, sin duda. ¿No habrá otra manera de encarar eso, invirtiendo en esto? Nosotros no tenemos vehículo. La policía tiene cientos.
Estamos diseñando para el año que viene una propuesta de talleres pracitocs y hay empresarios que ya están colaborando. Se puede. Se crece y es bueno, lo vemos en los gurises. La mirada tiene que ser de Estado. Tenemos que tener una mirada, cerremos la mirada y con acuerdos multipartidarios.
Antes de las elecciones hicimos dialogo con todos los partidos. Tenemos que avanzaren la voluntad política, que es en recursos. Además, que no sea por los votos, sino por los gurises.
