Perteneció a una tribu que fue masacrada entre las décadas de 1970 y 1980 para explotar comercialmente su territorio.
En 2018 estas imágenes dieron la vuelta al mundo. En ellas se puede ver a un indígena talando un árbol en medio de la selva amazónica. Se trató de la primera captura jamás registrada del último integrante de una de las tribus sin contacto más aislada de Brasil.
El hombre vivió en el estado de Rondonia solo y aislado durante al menos dos décadas antes de morir en 2022. Según datos de la Fundación Nacional del Indio de Brasil (Funai), el llamado “hombre más solitario del mundo” en realidad perteneció a una tribu que fue masacrada entre las décadas de 1970 y 1980 para explotar comercialmente su territorio. Durante el paso de los años su número fue disminuyendo. Hasta que en 1995, un grupo de granjeros atacó y asesinó a seis integrantes de la comunidad, dejando a este hombre solo.
El indígena en cuestión, del que no se sabe prácticamente nada, ni siquiera su nombre, pero se estima que murió a los 60 años, habitó en un territorio de 80 kilómetros cuadrados protegido por una ley brasileña y rodeado de fincas ganaderas.
Durante los últimos 26 años que vivió aislado en el corazón de la selva, el indígena fue monitoreado a la distancia por la Funai.
“Cada tres meses, un equipo de la Fundación se acercaba a él y colocaba una cámara para seguir sus actividades y ver si la tierra que habitaba había sido invadida”, detalló un artículo en el portal especializado América Futura.
De esta forma supieron, por ejemplo, que el hombre construyó 53 chozas en diferentes sitios siguiendo un mismo patrón arquitectónico y con un pozo en el interior de la construcción, presumiblemente como lugar de defensa y protección. Aunque la hipótesis nunca podrá ser confirmada.
Además, se supo que el hombre se alimentaba de jabalíes, tortugas o pájaros que cazaba con largas flechas o trampas. También le gustaba la miel.
El hombre más solitario del mundo fue encontrado muerto en agosto del 2022. Según detalló el medio local Amazonia Real, se cree que el indígena “estaba esperando la llegada de la muerte”. Su cuerpo fue encontrado sin rastros de violencia y cubierto de plumas de guacamayo.
Sus restos fueron enviados a Brasilia para su estudio y análisis, y luego devueltos a la selva, donde lo enterraron en el mismo lugar que habitó toda su vida. El punto exacto donde se abre la destructiva brecha entre las sociedades mayoritarias y los universos indígenas.
