Anhedonia musical: entre el 3% y 5% de la población mundial no siente placer al escuchar música; ¿qué hay detrás de esta condición?

En personas con esta condición, hay una desconexión funcional entre las áreas auditivas (como el giro temporal superior derecho) y el sistema de recompensa.

Un equipo internacional de neurocientíficos de la Universidad de Barcelona (España) y la Universidad de McGill (Canadá) investigó por qué algunas personas no sienten placer al escuchar música: el fenómeno, denominado anhedonia musical específica, afecta entre el 3% y 5% de la población mundial. A continuación, repasamos a qué conclusiones llegaron.

Para muchos, la música forma parte de sus vidas y, para otros, la música solo es un ruido de fondo, que no les genera absolutamente nada. 

Ahora, la investigación en cuestión, publicada en en la revista Cell, muestra que, mientras a una gran parte de las personas la música les activa el circuito de recompensa del cerebro —formado por regiones como la corteza orbitofrontal y el núcleo accumbens—, quienes tienen anhedonia musical específica, esa conexión falla: la corteza auditiva procesa la música con normalidad, pero la señal no se transmite eficazmente a las áreas responsables del placer.

Para llegar a estas conclusiones, los autores analizaron estudios especializados, como el Cuestionario de Recompensa Musical de Barcelona que mide cinco dimensiones de la recompensa musical: búsqueda de música, evocación de emociones, regulación del ánimo, disfrute sensorimotor y recompensa social. 

Estas herramientas permiten identificar desde personas “hiperdónicas” —con una sensibilidad extrema a la música— hasta quienes no experimentan ninguna emoción al escucharla.

Las pruebas de laboratorio y estudios de resonancia magnética funcional encontraron que en las personas con anhedonia musical específica su núcleo accumbens no se activa con la música; de hecho, tienen respuestas fisiológicas planas (sin aumento de la frecuencia cardíaca o textura en la piel, sin embargo, sí se activa con otros primarios como comer, tener relaciones sexuales, ver una pelicula o el arte en general).

Lo que en definitiva apunta a que, en personas con esta condición, hay una desconexión funcional entre las áreas auditivas (como el giro temporal superior derecho) y el sistema de recompensa.

La investigación también encontró que hasta el 54% de la sensibilidad a la recompensa musical podría explicarse por factores genéticos, y esto también abre la puerta a explorar si existen otras “anhedonias específicas” para distintos tipos de recompensas; es más, entender cómo se conectan (o desconectan) los sistemas sensoriales y de recompensa podría ayudar a mejorar el abordaje de afecciones donde el placer se ve alterado, como la depresión, ciertas adicciones o los trastornos alimentarios.