Hierro López: “¿Quién nos va a hablar del porvenir si no es Jorge Batlle?”

El exvicepresidente, que acompañó a Batlle en el Ejecutivo, fue el encargado de dar la última oratoria en el Cementerio Central.

En este sentido, Luis Hierro López expresó:

Un día de tristeza para la República y de congoja y dolor para el Partido Colorado. Me corresponde despedir a nuestro querido presidente, Jorge Batlle. Su ejemplo no fue en vano, estamos aquí para rendir homenaje a ese ejemplo, a ese espítate republicano, a esa forma de ser tan llana que lo hizo ser un pionero de las ideas, de las vanguardias, de los valores. Jorge vivió y murió a su medida. Luchó por su partido y por la libertad y murió luchando por su partido y por la libertad.

Todos quienes le conocimos desde joven sentimos que era un hombre de un enorme coraje intelectual, porque solamente un hombre así pudo haber planteado en su propio partido ideas que iban en contra de la corriente. Un partido colegialista, y el propuso sustituirlo por la Presidencia. Propuso las primeras ideas de apertura económica. Enfrentó a la dictadura y fue el primero en denunciar una conspiración militar. Fue el primero en organizar, en aquellas jornada clandestinas de 1980, los actos en el interior: que significaron que un jefe militar dijera que nuestro peor enemigo era Jorge Batlle. Fue el pionero que nos dijo un día vamos a hacer un acto en el Obelisco, para expresar nuestro amor por la democracia y la libertad. Fue pionero en tantas cosas que no tenemos más que gratitud.

Con ese enorme coraje silencioso, enfrentó aquellos días difíciles del 2002. Soy testigo del coraje sereno de Jorge Batlle, que llevó al país a la recuperación. Salimos de la crisis por la ayuda internacional, porque hubo comprensión de los partidos y sindicatos, pero salimos porque un hombre dijo “la vaca les gana”, y la vaca les ganó. Entregamos el país en orden, en paz y en crecimiento. En plena crisis, solamente pensaba en la vigencia de la libertad de prensa, de los partidos políticos, y en qué estarían pensando las personas que sufrían, que tenían que soportar la crisis. Batlle no hizo otra cosa que cumplir con su deber, sabiendo que quizás no iba a encontrar todo el apoyo de la opinión. Pero era la ética de la responsabilidad de los colorados. Entregamos el país en paz en el 2004.

Hace poco, él me dijo: “¿Cómo te sentís sobre la vicepresidencia?”. Yo le dije que cumplí con mi deber, y él me dijo que también cumplió con su deber. Y vaya si lo hizo. Hoy los uruguayos empiezan a reconocerlo. Esos mismos que nos criticaron, hoy dicen “suerte que estaban ustedes en el momento de la crisis”.

Lo veíamos tan bien, tan vital, tan hablando del porvenir. Jamás pensamos que pudiera morir. Creíamos que era inmortal. Lo veíamos hablar del porvenir. ¿Quién nos va a hablar del porvenir si no es Jorge Batlle? Era un luchador, una persona dispuesta a la lucha. Pero nunca tuvo rencor, un sentimiento de maldad de venganza. En 50 o 60 años nunca lo escuché hablar mal de un adversario, menos de un compañero.

En un día tan difícil, lo mejor que podemos hacer por su memoria es seguir amando al porvenir como él lo amaba. Nuestro porvenir es la sonrisa de Jorge, es el mensaje de Jorge de esperanza, es encontrarnos un día con él, con esa sonrisa, esa carcajada, ese desenfado para hacer las cosas. Y aprendamos que ha sido un ejemplo. Y aprendamos de su muerto que ha sido un ejemplo.

No puedo despedirme si no acudo a nuestras viejas contraseñas combativas, aún en el momento del entierro tengo que decir: ¡Viva Jorge Batlle!, ¡viva Batlle, ¡viva el Partido Colorado!, ¡viva la República!, ¡viva la libertad!


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