La eterna promesa II

Debuta con la 38...

La pretemporada pasó. Las primeras 5 fechas también. Ni al banco fui todavía. Todos mis compañeros de Tercera tienen minutos. Alguno hasta es titular.

El viernes Valdi lee la lista de convocados. ¡Increíble! ¡Dijo mi apellido! Capaz tenga algo que ver que medio plantel se agarró un virus de estos que están de moda. ¿Y a quién le importa? ¡Voy a estar en el plantel!

Llamo a mi madre como loco. No me da la cara para la sonrisa que tengo. ¡Para vos, Barney, mirá de quién te burlaste! Mi madre llora en el teléfono, a mí se me pianta un lagrimón. Que nadie me vea. Me entró una basurita en el ojo cualquier cosa.

Soñaba con concentrar, hotel, cena, jugar al Play, ir escuchando música en el ómnibus del club, fotito para el Instagram… Soñaba, bien dije. Problemas económicos, líos entre los referentes del plantel y dirigentes. No se concentra. Nos juntamos en la sede tres horas antes del partido.

Con mis mejores ropas y una ducha en perfume llego a la sede. De ahí en ómnibus de línea contratado. Bajamos del bus y me siento Neymar. Unos auriculares me dejan escapar de la realidad y las cámaras. Mejor dicho de la cámara. De una niña que está atrapando Pokemones con su celular.

Cada uno tiene su lugar en el vestuario. Se van sentando y comienzan con sus preparativos. Helado disfruto el estar ahí. Queda un lugar libre. Debe ser el mío. No tiene ropa. Voy y le pregunto al utilero, me consulta quién soy. Le cuento. Sin siquiera pedirme perdón me da unas medias, un short, una camiseta y un buzo.

¿No puedo elegir el número? Se ve que no… La 38 me dio el muy fenómeno. No te pido la 10, pero ¿la 38? No seas malo… Calentamiento, charla y a la cancha. La gente aplaude nuestra entrada.

Miro anonadado a la tribuna. Ahí está mi madre… Otras caras me miran sorprendidas. "¿Quién es ese?", parecen preguntarse. Ya verán.

1-1 va el partido. El empate nos sirve. Minuto 85, el ‘Vasco’ Susarreta se hace el lesionado para ganar tiempo. Valdi me mira a los ojos. Lo miro. Nos miramos. "Dale, cambiate que entrás".

No puedo creer. ¡Llegó el día tan ansiado! Todos esos madrugones cobran sentido. Años renunciando a todo para poder cumplir mi sueño. Amigos, cumpleaños, salidas, estudio, todo. "Entrá y aguantalo", la única indicación que me da el DT. Una voy a tener.

Habla el del parlante: "Cambio: se retira con la número 7 Joaquín Susarreta y debuta con la 38…". Emocionado pico a toda velocidad para ocupar mi posición por izquierda. Va a sacar su golero. Busco acomodarme para que me quede la segunda pelota.

"La gano yo y te la doy, llevala al córner", me dice el capitán. ¡Qué presión! Estoy fresco, en velocidad gano sí o sí. Es la mía. Saca el arquero. Pita el juez. Fin del partido. ¿Qué debut, eh? Debut en Primera y una pésima forma de mostrar que no soy solo una eterna promesa.


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