La eterna promesa VIII

¡Cantalo, cantalo, cantalo!

Partido histórico. Se retira el ‘Bombardero’ Pandolfi. Más de 500 partidos con el club y una idolatría indiscutida. Una de las tribunas pasará a tener su nombre. 40 años son demasiados. Se cansó de jugar. De romperla.

El estadio está repleto. Último partido de la temporada y todos a la espera de que llegue el gol 200. Lleva 197 festejos. Sí, sé todo de su carrera. 68 de sus anotaciones los hizo de cabeza, por ejemplo. Soy fan. 199 acumula el ‘Traidor’ Fitipaldi. Lo tiene que pasar.

Difícil pero posible. Sueño con una asistencia. Preparen la tinta que se viene tatuaje. Como no podía ser de otra manera, a los 15’ ya ganábamos 1-0 gracias a su gol número 69 de cabeza, 198 en total. No paro de aplaudir. Desde el banco, claro. Para variar.

Minuto 44’ y de penal puso su doppietta. El 199. A uno del récord. Preparate, ‘Traidor’. Lo tiene que pasar. Fin del primer tiempo.

En el vestuario me llega la noticia. “Vas a entrar” grita con tono enojado Valdi. ¿Y a vos qué te pasa hoy? Tranquilo que no soy sordo. Voy de punta, ya escuché. A por la asistencia. Mario, el utilero, me tira la 38. Gracias por lavarla… A la cancha por Rapuchoni.

Queda poco y el gol 200 no llega. La gente se impacienta. No pude darle ni una pelota al pie. ¿Qué me pasa? “Dos más” dice el cuarto árbitro. ¿Ya? De la nada aparece la pelota cerca. Es ahora. Y es la hora.

Voy y la paro contra la banda derecha. Arranco en velocidad por el carril. Gambeta y de cono dejo al 4. ¡Ole! La tiro larga y sigo. Me sale el 2. Freno con el taco de Cristiano Ronaldo. ¡Ole! Qué crack… “¡Está solo el ‘Bombardero!” es lo único que escucho.

De atrás me viene el 5. Pisada majestuosa y un caño estremecedor. ¡Ole! ¿A dónde vas, 5? Traeme un tostado y un café. Ahora sí que está solo Pandolfi. Cuando pienso en centro aparece de nuevo el 2. Otro enganche y al piso el zaguerito. Coma pasto, mijo. ¡Ole! ¿Messi, sos vos? Que venga nomás el premio Puskas.

Estamos los dos en el área. Pandolfi y yo. Rendido me mira el arquero. Pobre… ¡Mañana soy tapa de los diarios! Me le arrimo caminando esperando su salida. ¡Preparen las cámaras! Pandolfi ya sonríe. Sabé que la firma la pone él. Es su gol. Es el récord. ¡Voy directo a la historia del club!

Me atora el golero pero con la punta de mi zapato meto el pase entre sus piernas. De nada, Pandolfi… ¡Cantalo, cantalo, cantalo! Pase a la red. Gol mío. Pero golazo… Silencio estampa. ¿Lo grito?

Nadie puede creer lo que acaba de suceder. Pandolfi se agarra la cabeza. Yo me agarro la cabeza. El estadio se agarra la cabeza. Fin el partido. No se escucha ni una palabra.

Otro error en mi carrera, un gol fantástico que a nadie le importa y otra chance más para seguir confirmando que no soy más que una eterna promesa.


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