La Eterna promesa XXV

#LEPenRusia

Así, de una, sin vueltas, cortita y al pie: me vine a Rusia. El pueblo habló y donde manda capitán, no manda marinero. Hubo encuestas, mensajes directos, llamados telefónicos, marcas interesadas (esto es mentira, pero queda como que estoy despegado así que sigan leyendo como si no hubiese dicho lo que está entre paréntesis), entrevistas (también es mentira, obviamente), pancartas (ni que hablar que esto tampoco es cierto), en fin, de todo… Y como buena promesa que soy, cumplí. Tarjetazo y al Mundial. Hubo críticos, por supuesto. Los famosos ‘haters’, en español ‘odiadores’, esos que nunca faltan en las redes sociales/morales. Hasta me llegaron a escribir “no te subas las medias que es foto carnet”. Tal genialidad merecía decir presente en el cuento… El tema del hashtag me superó, por lo que pedí ayuda. Un publicista amigo me dijo que teníamos que ir por uno simple, pero que tuviese ‘power’, ‘call to action’, ‘awareness’, ‘engagement’ y otra sarta de palabras en inglés que no entendí ni una pero me convencieron todas. Malditos vendedores de humo. Así entonces nació el hashtag “#LEPenRusia”. Y como yo de eso no sé un pomo, copié, pegué y pagué. ¿Me estafó? Me estafó. ¿Estamos de acuerdo en que “publicista” es la forma cheta de decirle al ladrón, cierto? Pero bueno, lo importante es que acá estoy, en la mismísima tierra de Vladimir Putin. Me voy a ahorrar todos los chistes al respecto porque ese demente igual me cuelga en la Plaza Roja y no quiero dejarlos a ustedes sin sus cuentos favoritos. A qué partidos, se estarán preguntando… A todos, o a ninguno, soy #LaEternaPromesa y todo lo puedo. ¿Soberbio quién? Soberbio ja, ja. Si agarraron ese chiste, su capacidad intelectual es muy superior a la normal, sépanlo. Si no, siga leyendo nomás… Siga leyendo, dije, no relea que igual no lo va a entender. Mis amigos de la Selección me insistieron así que voy a tener que ir a alentarlos. No voy a dar sus nombres porque si no empiezan a manguearme cosas ustedes. Pobre Luisito y Edi no tienen por qué sufrir eso… Ekaterimburgo me espera para ir al partido contra Egipto en el Estadio Central. ¿Estadio Central? ¿Son joda? ¡Son rusos, ponganle un nombre inentendible, viejo! Ah, esa es la traducción… Ok. Algunos comentarios rápidos sobre mi expeditiva experiencia en Rusia… es bastante más barato que Uruguay; no se entiende nada, comunicarse es realmente difícil, ni el inglés te salva; el ciudadano ruso es medio amargo; vodka no es la bebida más amada, simplemente está regalada en precio; amanece a las 3AM; se usa mucho el monopatín y ya llegó la Selección Uruguaya, como se habrán enterado por otras mil millones de vías. Para terminar y cerrar este excelso conjunto de palabras, les cuento cómo será la dinámica de #LEPenRusia. Presten atención, no me gusta repetir las cosas. Presten atención, no me gusta repetir las cosas. ¡Ese fue buenísimo! La dinámica será la misma de siempre, básicamente. ¿Qué podés esperar de un burro más que una patada? La única salvedad, claro, es que los cuentos serán sobre mi experiencia acá en el Mundial siguiendo a Uruguay. No sé si voy a estar al nivel de la cobertura de Teledoce, pero yo soy yo y mi estilo es tendencia, es el favorito de los niños, jóvenes, adultos y adultos viejos. ¿Vieron la calidad de ese chivo a Teledoce? ¡Ya soy un ladrón! Digo, un publicista. Ah, antes de irme que la noche rusa me espera, a todos los uruguayos que estén por acá, les digo que me pueden pedir las fotos y los autógrafos que quieran, tranquilos que no muerdo. Me debo a mi gente… Ahora sí me despido que mis piernas bailan solas de las ganas que tienen de llegar al boliche. Cierro con una de frase que viene al pelo de otro filósofo y pensador contemporáneo, el gran Martín Quiroga: “¡que me quiten lo bailado!”. Una porquería de frase, ya sé. A todo esto, ¿es suya o de Bob Marley? Mi abuela me vuelve loco con todo lo que comparte en Facebook y me marea…


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