La Eterna Promesa XXXIX

En blanco y negro

Ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que empecé a escribir sin saber muy bien qué era lo que les quería decir. Pero sigo, escribo… avanzo y lanzo, mi mente imagina, mi razón alucina y yo toco bocina mientras saludo a la vecina. Me gusta y me asusta, mi creatividad vuela pero extraño las tortafritas de mi abuela. Ah no… Frenemos acá. ¿Se dieron cuenta lo poético que sonó todo eso? Vuelvan a leerlo. ¿Y? ¿Valoraron el pedazo de arte que les regalé? Ya estoy para plantarme en una Batalla de Gallos contra el Wosito o Trueno, o los dos juntos… En caso de que no tenga idea qué es “Batalla de Gallos”, “Wosito” y “Trueno”, Youtube tiene la respuesta. Pero en resumen, son pibitos raperos que se dicen de todo con rimas, mano a mano, y sin llegar a los golpes porque tienen códigos. Así de raro como suena. Volviendo al comienzo del cuento, es verdad que últimamente me cuesta sacar historias de la galera. Mi realidad deportiva me está sonriendo tanto que hasta siento que no me van a creer si les cuento todo lo que estoy logrando. Y además ustedes esperan que me pasen cosas raras, increíbles o graciosas. Básicamente, me leen para reírse de mí, no conmigo. Pero me gusta, eh… ¡Autobowling! ¿Si sigo haciendo goles? Sigo, ya van 9 y mis festejos mejoran partido a partido. ¿Si no me echaron por boludeces? Negativo central, gracias VAR por no venir a esta Liga. ¿Si soy la figura del equipo? Obvio que sí, eso ni se pregunta, soy #LaEternaPromesa, papurri. El último 10. ¿Si me revienta el Instagram de solicitudes de seguimiento? Porsupus’, pero como me escriben en otro idioma no tengo ni noción de lo que quieren. Macanas extradeportivas me mandé muy pocas hasta el momento, nada que no se pueda contar… Me multaron por no pagar el transporte público, qué quieren que haga si nadie controla. No voy a ser tan gil de andar regalando plata. Vengo de Uruguay, papá, si puedo sacar ventaja, la saco. También me multaron por cruzar la calle por la mitad. Ahí me enteré que solo se puede cruzar en semáforos y con la luz verde. Chau uruguayez. Hace poco me cayó la policía a casa por hacer un asado en un mediotanque. Resulta que no se puede usar ese magnífico invento y además hay días específicos en los que está permitido hacer “asados” y tiene que ser en “parrillas a gas”. ¿Parrillas a gas? ¿Más anti-patria no quieren que sea? Pero son perlitas nomás, comparado con las que me mandaba en China, no dan ni gracia… Je. Lo que sí, trayendo a colación un cuento anterior, a veces me pregunto si el ‘Maestro’ Tabárez sabe que existo… Digo, lesionados Cavani y Suárez, Stuani declarando en la justicia… ¿No hay lugar para el pibito que escribe y juega? Prometo no armar un Azabache Café en el Complejo Celeste, era solo una bromilla… Igual no me enojo, canto como Maradona el otro día en el primer entrenamiento con Gimnasia y Esgrima de La Plata: “Volvermo’, volveremo’, volveremo’ otra vez, vamos ajsaknskhabkhfs, vamos a volver’”. ¿Qué quiso decir? Nadie sabe, pero si lo dijo Maradona está bien. Otra cosa antes de irme a entrenar, ¿por qué nunca soné para Peñarol o Nacional? Cumplo con todos los requisitos que le gusta a la prensa: nunca me vieron jugar pero supuestamente soy bueno, nací en Uruguay pero me fui al exterior de chico, estuve en China y ahora “triunfo” en Europa. ¿No tienen mi número? ¿Les paso mi Uasap? Quiero verlos titular: “Llegó la vedette del mercado de pases, Nacional y Peñarol buscan convencer a #LaEternaPromesa de que vuelva al país”. Hagan toda la novela y cuando sea best seller, me llaman y declaro que en Uruguay yo solo juego en Danubio. ¿Cómo queda? ¿Les había dicho que era del Danu? Ignacio María González tiene la culpa, Carlitos Grossmüller también. Bueno, Jadson el levanta copas y Pablo ‘bolita gandora’ Lima son cómplices por supuesto… El otro día hice un golazo y lo festejé mostrando la remera, guiño-guiño. Siempre quise jugar en Jardines con esa franja hermosa en el pecho. Tengo hasta pensado a quién se lo dedicaría: a la famosa “Banda del Rincón”. No los conozco personalmente, pero sé que me leen y tienen un muy buen nombre. Ahora sí los saludo y hasta el martes que viene, pero cierro con el mismo estilo que un perro tiene. No improviso porque escribo y reviso, pero bien que les gusta seguir la proeza de #LaEternaPromesa. ¡Ja! Touché.


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