Mario Benítez dijo que su mujer dejará de trabajar para poder ocuparse de las dos pequeñas que perdieron a su madre por una bala perdida.
Mario Benítez, suegro de Xilara Ramos, explicó:
Para mí los disparos venían de más de 600 metros y pegaban en las ramas. Se sintió como una ráfaga y así arrancó. Mi señora me dijo: son fuegos artificiales. En un momento quedó tan aturdida la cosa, dijimos: esto no es fuegos artificiales.
Nos levantamos y Xilara estaba sentada en una silla. Yo salgo y corro para ver si entendía algo, ella se levantó, mi hijo estaba con la bebé. Ella se levantó y la balearon. Ella entró, yo entré atrás y era un charco de sangre, era una cosa de no creer.
Mi vecino vino y me dijo: las balas vienen de allá atrás. El vecino tiene dos metros de muro, cómo llegaban las balas acá no entiendo.
Así de esta manera nunca se vio, algunos tiros de vez en cuando sentís, ahí sí te das cuenta. Pero esto era como una metralleta. La verdad es que no entiendo cómo esta gente tiene esas armas.
Nosotros no conocemos a nadie de los procesados, sí había rumores de bandas en disputa. Se había hablado del balazo a la joven que salía de la policlínica, pero más nada. Yo lo que quiero es que se haga justicia.
Mi señora llevó a la bebé a control porque ella tomaba pecho y tuvo que pasar a la mamadera, y eso tiene sus complicaciones. Pero bueno, vamos a salir adelante. La de dos años a veces pregunta por la madre. Acá podríamos haber muerto todos perfectamente, llegó un momento en que no sabías que hacer.
