El perfil de Pablo Goncálvez: la visión del psicólogo y perito Gustavo Álvarez

“La psicopatía es una manera de ser, no es una enfermedad”, afirmó el especialista, aunque advirtió que no puede catalogar a Goncálvez como un psicópata.

Pablo Goncálvez, liberado hace un año de la cárcel de Campanero tras cumplir 23 años de condena por triple homicidio, fue detenido nuevamente, esta vez en Paraguay, por tenencia de un armas y estupefacientes.

Abordamos el caso junto a Gustavo Álvarez, psicólogo, perito e integrante de la Asociación Latinoamericana de Psicología Jurídica y Forense.

Yo hablo desde el punto de vista técnico y general. Si podemos inferir que se trata de un delincuente con una personalidad de psicopático, no sorprende la detención porque el psicópata es una manera de ser, no una enfermedad. Pero no diga que él sea un psicópata.

La reinserción de los reclusos que pretenden hacerlo es dificultosa, por haber estado preso, pero también por las características que tiene nuestro país. Si hay delitos relevantes, es difícil que no lo reconozcan.

La psicopatía es una manera de ser, no es una enfermedad. Eso no cambia, aunque después de la cuarta década el psicópata comienza a descender en su acción delictiva. No se corrige porque no hay demanda de corrección, el psicópata no siente subjetivamente que haya algo que esté funcionando mal en él: hay una legitimación cognitiva, encuentra afuera una justificación por lo que hizo.

Los psicópatas son, en general, los que mejor se adaptan al sistema carcelario. Pero cualquiera que haya pasado 23 años en una unidad penitenciaria tiene un costo emocional.

Un individuo que cumplió su condena, en nuestro ordenamiento jurídico, es un hombre libre, no tiene por qué ser monitoreado.


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