Elbio Rosselli consideró que “hay suavidades incorporadas en las últimas declaraciones de Estados Unidos sobre Corea del Norte”.
El organismo de Naciones Unidas que debe velar por la paz y la seguridad en el mundo, el Consejo de Seguridad, está dirigido desde esta semana por un uruguayo en representación de nuestro país: Elbio Rosselli.
La presidencia del Consejo de Seguridad se ejerce rotativamente por el plazo de un mes. Poderes en sí no tiene, pero sí la conducción y puede tomar iniciativas en cuanto a convocar el órgano o introducir temas para discutir, pero todo necesita normalmente el consenso entre los miembros, a no ser situaciones extremas.
El tema Corea del Norte está en la agenda del consejo desde hace muchos años, sobre todo por lo que son sus prácticas nucleares, que se ha establecido que deben cesar: hay una vigilancia periódica sobre su actitud, que se ha visto agravado en los últimos tiempos. Se ve la posible capacidad nuclear agresiva.
A nivel de los profesionales de la cuestión internacional, todos sabemos que todo nuevo Gobierno adopta posturas y posiciones muchas veces distintas de la anterior: tenemos que saber calibrar cuánto es postura y posición, y dar el tiempo suficiente a que la persona que ha ingresado mida la consecuencia de sus actos. Es muy distinto estar en campaña electoral que estar conduciendo el destino del país.
Hay suavidades incorporadas en las últimas declaraciones de Estados Unidos sobre Corea del Norte. El problema es que un pequeñísimo error puede descontrolar la situación: la capacidad de reacción tiene que ser muy medida.
En definitiva, es una reunión de seres humanos, cada uno con sus posiciones, pero que pasamos prácticamente todos los días juntos: nos conocemos, podemos ir trabajando, buscando puntos de encuentro y maneras de reducir la fricción. Puede haber discursos fuertes, pero no hay agresiones personales. Siempre es posible recuperar el terreno de conversación, que es el terreno de la diplomacia.
El encuentro con Donald Trump fue protocolar, a invitación de la representante permanente de Estados Unidos. El presidente Trump tiene una historia de televisión y de ser una persona de los medios, por lo que desarrolló todas sus técnicas y tácticas de periodista-actor de televisión: fue muy cordial, descontracturado, con chistes y salidas de humor. Y luego hizo un discurso dentro de los tonos clásicos, donde marcó con firmeza ciertos temas como Siria o Corea del Norte, y deslizó algunos comentarios sobre las Naciones Unidas en relación a lo que habitualmente se había manejado.
Venezuela no está en la agenda del consejo: nadie ha solicitado su ingreso. Para que ello fuese así debería estar obedeciendo a una ‘amenaza a la paz’, que está muy lejos de eso.
