Garcé: "Si se hacen mal las cosas en las cárceles, eso va a repercutir en la seguridad pública"

El excomisionado parlamentario para el sistema carcelario dijo que “no hay ninguna razón para pensar que en las cárceles no hay corrupción”.

Que las cárceles no cumplen con su propósito de rehabilitar a los presos es una frase que se repite desde hace años en Uruguay. Pero ¿cuál es la situación que viven los presos y cómo cambiarla? El excomisionado parlamentario Álvaro Garcé lideró una investigación con Ceres, en la que se realizan varias recomendaciones.

Hablamos con el asesor en seguridad del Partido Nacional.

La gestión no necesariamente se mejora con más recursos, sino con una mejor gestión de esos recursos. La población reclusa es muy joven: quienes hoy están privados de libertad, mañana volverán a formar parte de la sociedad. Creemos que puede haber una facilidad para obtener la droga que llama la atención, que termina complicando la salud y la propia seguridad.

Hay una especie de círculo maldito. Por un lado, cierta complacencia, porque por algo entran las drogas, no es que no se revise. Grietas hay, por algo ingresa la droga. Esa complacencia en el corto plazo es funcional para que no haya un problema, pero se va agravando el problema y esto tiene un resultado concreto desde el punto de vista de la seguridad pública. No hay una oposición entre las políticas penitenciarias y las de seguridad: si se hacen mal las cosas en las cárceles eso va a repercutir en la seguridad pública.

No todo pasa por la mayor asignación de recursos. El gasto y la inversión aumentó desde 2010 a 2017, pero si comparamos la realidad… con más edificios, más estructura y más funcionarios, se sigue tropezando con los mismos problemas y cometiendo los mismos errores. Hay que cambiar las políticas penitenciarias. Hay que tener una política de Estado en materia de privación de libertad.

Ocio, hacinamiento y consumo de drogas es la peor combinación. Estamos a años luz de que la población reclusa esté trabajando a los niveles que debería ser. No vemos el debido énfasis en las cuestiones de la salud y en el consumo problemático de drogas. En el aspecto de la salud hay problemas muy importantes, como la prevalencia de la tuberculosis, que es más de 30 veces más altas que en la población en general.

Otro tema son los funcionarios. Trabajar en cárceles no es para cualquiera, es sumamente estresante, difícil y complicado. Los peores errores que se cometieron en el pasado fueron porque se sancionaba a los peores de la fila con el traslado a las cárceles.

Hay que sacar a las cárceles del Ministerio del Interior. No hay ninguna razón para pensar que en las cárceles no hay corrupción, pero no se puede extender un manto de sospecha sobre todo. Hay falta de transparencia y ausencia de indicadores objetivos.


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