Este martes llega "La comida ha muerto" al Antel Arena

El filósofo Darío Stajnszrajber y la periodista Soledad Barruti presentan en Uruguay esta propuesta que parte de una pregunta: ¿Hay una única manera de relacionarnos con la comida? La charla será desde las 20 horas en el Antel Arena y las entradas se venden en Tickantel.

Propuesta 

Cuando cuestionamos alimentación, se despliegan relatos. Cuánta gente hay a la que le preguntas si sabe qué está comiendo, prefiere no saber. No es solo por lo que implica en la slaud, sino en la construcción de las comunidades. El estar en el mundo es tan enajenado que no nos permite ni siquiera preguntarnos qué es lo que comemos.

En Uruguay tienen conquistada la ley de alimentación saludable. Hay una forma de pensar de relacionarnos desde lo rural y cómo pensamos la conformación. Hay una cantidad de implicancias sobre las decisiones que existen como agua, agroquímicos. Las cosas que no sabemos que son so tóxicas, dañinas. No saber no es gratis.

Saber nos lleva inevitablemente a una transformación. El supermercado es un espacio zombie, allí va el consumidor de fe. Cuando empieza a aparecer la información, hay un despertar a otras soluciones posibles. La red de agroecología en Uruguay es espectacular. Hay otra manera de relacionarnos con la comida en la manera en la que comenzamos a cocinar. Empiezan a haber estos espacios de reparación posible. Tiene su efecto polinizador. Luego se piden políticas públicas para que hayan cosas que no sigan pasando.

Etiquetado de alimentos

Los ciudadanos se encuentran con información que nunca antes habían tenido. La decisión de compra se ve modificada por los octógonos, por eso las marcas lo reciten de manera tan directa. Las marcas lograron bajare la calidad a la ley con una moneda de cambio política. Las exigencias son para que los consumidores puedan acceder a mejores estándares alimenticios. Bajar la exigencia a las marcas es bajar la calidad de información.

“La comida ha muerto” es un juego filosófico y refiere a derribar la manera de creyentes ciegos de orientar el consumo. Somos devotos a un sistema al que adherimos sin saberlo. Lo trabajamos desde el placer, lo animal y el colapso. Vamos trazando diferentes formas en lo que eso no derive en el fin de todo sino el comienzo. Hay un mapa de opciones y está buenísimo. Tenemos que ir creando estas nuevas formas de reparación. Vamos hacia un franco deterioro cada vez mayor. Vamos aumentando el objeto comestibles en detrimento de

Hay niños y niñas que comen cosas de paquete todo el día. Lo compran porque los adultos piensan que es mejor. El principal lujo que tenemos es la información. Hace falta información. El principal acto revolucionarlo es repensar.


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