Esteban Corrales: "Nosotros distinguimos entre lo que es la práctica solidaria y la asistencialidad; está mal que la gente vaya a comer a la olla"

Un día después de que el Ministerio de Desarrollo Social anunciara la transferencia de recursos para comprar alimentos y abastecer ollas populares, la Coordinadora Popular y Solidaria, que nuclea a unas 180 ollas de Montevideo, se reunió en un nuevo plenario para discutir el planteo del gobierno. El integrante de la Coordinadora de Ollas Populares se refirió a la discrepancia que tienen en la forma en la que se integró el apoyo de Uruguay Avanza.

En el encuentro reconocieron que, al menos, un 40% de los merenderos y centros donde se distribuyen las comidas en la capital necesita recursos humanos y productos. Además, cuestionaron la elección que hizo el ministerio de centralizar los recursos en la organización Uruguay Adelante para la distribución en el país.

Cuestionamiento de Uruguay Adelante

La coordinadora reúne 180 ollas. Desde agosto estamos conformados y trabajamos para las ollas. Lo que nos sorprendió es que los recursos públicos sean terciarizados a través de una organización privada. Nos llama la atención y no nos parece correcto. Nadie sabe si fue una compra directa, una licitación o cuál fue el mecanismo y estamos hablando de  200 millones de pesos. No cuestionamos el apoyo estatal, no parece del todo claro que se haga de esta forma. Uruguay Adelante es una organización que cumple su rol en el apoyo a ollas, la línea política viene en que a las autoridades eligen esta organización desde el ministerio y eso responde a una forma de entender lo que es el trabajo de las ollas populares. Nosotros tratamos que aparte de que sea un lugar en donde se asiste en alimentación, también sea un espacio en donde problematicemos  un poco qué es lo que nos pasa como sociedad que decenas de miles de uruguayos tienen que arrimarse a una olla popular para poder comer.

Son 180 iniciativas en Montevideo. El total en la zona metropolitana es de 300. La información relevada es que el 40 % de las iniciativas tiene problemas de abastecimiento y que se les hace muy difícil llevar adelante la tarea por la falta de insumos. El principal aportante han sido los vecinos y vecinas en general desde el año pasado. Se cuantificó en 315 millones de pesos el costo de las ollas populares en un cuatrimestre. Es un volumen importante que ni siquiera se soluciona con los famosos 200 millones.  Frente a eso la estrategia nuestra es rodear de solidaridad a las ollas populares y que se entienda que son iniciativas legítimas que nacen de los vecinas y vecinos. Estamos en una permanente búsqueda en cuanto a diversificar las fuentes de insumos. Nos relacionamos con una amplia gama de instituciones para que vuelquen sus insumos. Las cooperativas, algunas ONG y el movimiento obrero han sido los principales aportantes. No perdemos el norte de reflexionar hasta cuándo se puede mantener una situación de estas características. No queremos que esto sea para siempre y la salida para esto queremos que esté a la hora de hablar de las ollas populares.

Las tareas en las ollas se han ido diversificando. Se trabaja en distintos tipos de apoyo y hay gran parte de iniciativas en las que los vecinos hacen la olla para compartir con sus vecinos. La tarea es constante para ir sobre la reflexión y ahí la Coordinadora tiene su rol. Por ejemplo, se ha ido incorporando gente que participa en las reuniones y se involucra. Se articula un tejido social por parte de gente que ha sido duramente golpeada por la crisis.

En la medida que uno reflexiona sobre el por qué llegamos a esto se llega a conclusiones política y no está mal que esto pase. Es natural. La política atraviesa a la sociedad. Nosotros distinguimos entre lo que es la práctica solidaria y la asistencialdiad. Está mal que la gente vaya a  comer a la olla. La forma de salida que tenemos es reflexionar de por qué tienen que ir. Es una reflexión política que no está mal que se de. No se trata de bajar línea a nadie. Los colectivos que hacen las ollas se reúnen y discuten. La interacción con la gente que va a comer es respetuosa. A nadie se lo obliga a participar de algo que no está de acuerdo.

Diferencias con lo planteado por el Mides

Son las ganas que tienen el Estado de controlar lo que pasa en las ollas populares. Nosotros somos colectivos independientes y lo primero que ponemos en la mesa es la necesidad de la gente de comer. No se le pregunta a nadie qué hace. Me parece traído de los pelos esa postura. Nos hemos negado y vamos a firmar un convenio con el Mides para que nos lleguen insumos. Las ollas no tenemos nada que esconder, por lo que los referentes de las ollas firman cuando llegan los insumos. Nosotros no damos datos de la gente que va a comer. Si la gente del Mides lo quiere, que lo haga el Mides. Las ollas populares tienen que ser una política pública.

Ha pasado con varios colectivos y a nosotros nos llamó mucho la atención. Nos llama la atención que se busque una organización privada mediante un proceso oscuro en cuanto a la asignación de recursos y la organización comienza a sustituir a la coordinadora. Uruguay Adelante es un conglomerado de gente que participa en la repartición de insumos. Es un donante más y un aportante. Se pueden tener reparos sobre las estrategias y políticas, pero es una organización que se ubicó en el lugar que a esa organización le conviene. No nos gustó que se presionara porque si recibían insumos de esta organización, no podía pertenecer a las redes de la coordinadora.

Una organización privada comenzó a captar iniciativas solidarias que estaban antes en el marco de la coordinadora y comienza a adjudicarse cierta representatividad ene l esquema de ollas populares y eso me parece que no corresponde.

La gente sigue siendo uno de los principales sostenes y eso es tremendamente injusto. Son las personas que más sufren la crisis y todavía tienen la mochila de volcar recursos para paliar la situación del hambre. Los vecinos y vecinas siguen siendo el soporte y no deja de ser una situación injusta. No se le puede poner la mochila y esa responsabilidad. Tendría que haber una política pública para que esta situación no se prolongue en el tiempo.


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