Gonzalo Ferreira sobre Almagro: "Es una persona muy difícil de encasillar"

El periodista Gonzalo Ferreira, autor del libro "Luis Almagro no pide perdón", revela episodios inéditos de la personalidad del ex canciller y actual Secretario General de la OEA.

Por qué Luis Almagro

Este libro fue parte de la iniciativa de la editorial Planeta, que nos los sugirió a otro periodista, Sebastián Panzl y a mí, luego Sebastián siguió por otras investigaciones que tiene en curso y con Martín Natalevich nos metimos de lleno y la verdad que apenas empezamos a investigar el personaje nos dimos cuenta que había muchísimo escarbando más allá de todas las facetas públicas que conocíamos de Almagro , pero claramente había una historia y no solamente el segundo uruguayo llegar a un puesto tan importante  como el de la secretaria general de la OEA sino también por todo su sinuoso camino.

Un diplomático del interior, un pueblo perdido de Paysandú, que llega a Montevideo a estudiar abogacía, se transforma en diplomático limita en el Partido Nacional, luego de una tormentosa carrera en lo diplomático, se pasa al Frente Amplio, se pega a José Mujica y en muy poco tiempo se convierte en su canciller, y luego de la mano de Mujica llega a la OEA y cambia nuevamente para transformarse en la voz más fuerte que enfrenta en su momento al régimen de Nicolás Maduro.

La primera comunicación con Almagro

Lo que nosotros hicimos fue no empezar por él, este trabajo llevo un año y medio, fuimos bordeando al personaje de afuera hacia adentro. Cuando nosotros llegamos a él para una entrevista, nos dio una sensación de que ya sabía que estábamos con el libro y era evidentemente, porque  hablamos con gente que si le pudo haber contado y estaba un poquito al tanto. Nos sorprendió su reacción súper abierta, de entrada nos dijo que si, pero nos agarró la pandemia. Nosotros pensábamos viajar el 16 de marzo a Estados Unidos, íbamos a estar el día que se votaba la releeción de la OEA y postergamos las  entrevistas un poco para ver si podía mejorar y en un momento decidimos encararlo por videoconferencia.

Esperábamos tener tres charlas en realidad. Ya de entrada nos dijo con una condición, la verdad que a todo periodista creo que le encantaría tener, si pero me tienen que preguntar de todo.  A nosotros nos venía bárbaro, y llegamos a tener 8 encuentros con él, en promedio de 3 horas cada uno.

La disposición

Mi impresión personal ahí es que Almagro, sobre todo dentro de la cancillería tenía un perfil mítico de muchos elementos borrosos y mucho rumor, y él ya sabía, por todo lo que teníamos trabajado previamente, que teníamos mucha información, y me da la sensación que nada de lo que nosotros teníamos él no lo tuviese, para todo hay una explicación decía él.

Tránsito de una punta hacia la otra

Él llega a la secretearía de la OEA de la mano de Mujica, no solamente porque Mujica es la carta de presentación, porque en términos prácticos le consiguió votos claves que le faltaban. Sobre todo, nosotros logramos comprobar que Bolivia y Venezuela rechazaban hasta el último momento de votarlo a Almagro. En el libro contamos un episodio y, entonces el prosecretario de la presidencia habla con Evo Morales, luego de otro intento por un voto y él le dijo ‘no, Almagro es un agente de la CIA’. Y Diego Cánepa le transmite que no, que estaba todo chequeado que no hay indicios en ese sentido.

Con Maduro en particular, también relatamos en diciembre de 2014, Mujica viaja a caracas para reunirse con Maduro, y el canciller en ese momento le dicen tienen que votarlo, y no, esta persona no es de izquierda le dicen ellos, y Mujica le contesta ‘es mucho más de izquierda que ustedes’. Y le preguntamos a Almagro, ¿usted es de izquierda todavía? Y él nos dice, ‘soy de izquierda radical’.

Nosotros tratamos de indagar de por dónde y que elementos podían llegar a tener los bolivarianos y bolivianos, y en realidad los cubanos también para manejar eso, no tenían ningún elemento prueba o elemento sustentable ninguna línea de acción, simplemente lo que había en ese momento era un enojo muy grande.

Almagro sostiene posiciones y ahí argumenta muy bien, de que él fue coherente con respecto a Venezuela, incluso siendo canciller y teniendo el corset por ser el canciller de Mujica. Y ahí el pone dos ejemplos muy concretos. Uno la cumbre de Mendoza en el año 2012, donde Cristina Kirchner y Dilma Rousseff intenta hacer entrar a Venezuela al MERCOSUR ante la suspensión de Paraguay y Almagro se para muy firme en contra de esa decisión y ahí ya se ganó el primer encono de Maduro, que estaba presente en la sala de cancilleres en ese momento.

El segundo es mucho más fuerte y mucho más grave, mayo de 2014, recuerden que en febrero hubo protestas multitudinarias en Venezuela con varios estudiantes muertos y la ONASUR va en una misión a Caracas, y ahí la misión es bastante complaciente con Maduro, salvo Almagro, que realmente se mueve muy fuerte para pedir escuchar a estudiantes a opositores y eso le genera un encono brutal con el gobierno de Maduro y lo que logramos rastrear es que surge de ahí, esa incomodidad que les había generado el canciller de Mujica.

Habilitar a Venezuela y sacar a Paraguay

Él no en realidad, ahí lo que sucede es que durante reunión de cancilleres que son el día previo a la de los presidentes, Almagro se mantiene firme de que no, al otro día, llegan los presidentes y se reúnen con los cancilleres, Mujica no habló en esa reunión. Comenzó hablando Cristina, luego Dilma, le toca hablar a Mujica y él le dio la palabra a Almagro. En ese momento Dilma dice ‘por favor necesito tener una conversación privada con los presidente. Y ahí Almagro dice roja para él, que era destinado a él ese mensaje. Almagro se va de la sala y Mujica está dos horas en esa reunión peliándola, no cede en la primera de cambio, resiste y termina cediendo ante los dos grandes. Almagro se enoja de una manera tal, el canciller vuelve en el mismo vuelo, pero se va lejos del presidente y no habla con Mujica en todo el viaje. Hay que recordar que cuando vuelve a Montevideo hace declaraciones durísimas tanto en radio como en televisión, cuestionando la postura del presidente, ahí fue su segundo episodio de choque con Mujica, el primero había sido en 2010 por el tema de la ley de caducidad. Él dice ‘ yo no voy a renunciar, que me eche si quiere’.

Mujica ni Topolansky ni Evo Morales. Con Evo nos pasó que tuvimos tres entrevistas agendadas, en una de ellas estábamos en línea y en ese momento desistió, en realidad nos habían pedido previamente las preguntas y una de las cosas que queríamos saber cuáles eran esas pruebas de que decían que Almagro era parte de la CIA y ahí tuvimos la sensación de que no había mucho sustento.

Argumento de Mujica y Topolansky

Topolansky no dio argumentos y en el caso de Mujica nos transmitieron muy informalmente, que ahí es una postura muy interesante, que fue algo como muy protector a esa relación con Almagro, muy misterioso. Mujica evita, salvo en aquella carta o en algún comentario muy puntual, de criticar a Almagro. Si ustedes buscan declaraciones de Mujica criticando a Almagro no las hay y Almagro tampoco lo critica. Creo que fue una relación muy fuerte entre los dos, una ruptura que les costó y les dolió a ambos. Les cuesta hablar sobre eso a ambos.

Muestra unas de las facetas de Almagro, que nosotros cuando empezamos la investigación no la teníamos tan clara, que era ese rol de ajedrecista, de saber mover las piezas, de estratega. Almagro estaba muy mal en la carrera funcional. Le había ido muy mal en Alemania que era su segundo destino y de hecho había tomado la decisión de pedir un año de licencia sin goce de sueldo de la cancillería y de irse a vivir a Sudáfrica con su nueva pareja y la cancillería colorada en ese momento le niega la licencia, algo muy raro, que ante sus pedidos se las admita. Y él ya había empezado a tirar líneas desde Alemania para acercarse al MPP y ahí  logramos reconstruir que Almagro ver como nadie, algo que era evidente de que iba a ganar en el Frente Amplio, pero que Mujica se iba consolidar la figura más votada y con muchas chances de ser presidente en la próxima elección. Entonces él arma un plan de acción para poder llegar a Mujica como sea. Cuando vuelve a Montevideo, entra al CADESYC, entra como técnico y ahí todos los testimonios que obtuvimos de la gente que trabajó con él, es que hizo un desempeño brutal. Trabajó muy fuerte y logró un marco teórico muy interesante, y por una de esas casualidades queda un puesto libre en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Recuerden que Mujica estaba muy enfermo en ese momento y antes de asumir como ministro de ganadería, sugieren el nombre de Almagro, entra y al poco tiempo se gana la confianza de Mujica de una manera increíble, al punto que él asumió en mayo de 2005 y en octubre estaba viajando a solas con Mujica a Europa en una gira.


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