Gustavo Leal presentó el libro “Historias de sicarios en Uruguay”

“Es un texto que habla de la muerte, de la desidia, el desamor, y que procura ahondar en la condición humana desde un lugar poco frecuente. Un relato que ilumina sobre lo peor de la sociedad, pero que también intenta dar pistas para entender a sus protagonistas sin que eso implique justificar, aceptar o defender las atrocidades que cometieron”, señala la descripción del libro del exdirector de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior.

El libro tiene 320 páginas y resume 45 horas de entrevistas con asesinos a sueldo y autores intelectuales de estos homicidios, que en su momento conmovieron a la opinión pública.

Motivos para escribir el libro

El interés tiene que ver con conocer, con ser para poder transformar. No es posible desarrollar una política criminal sin conocer los protagonistas, microculturas, las redes de conexión que llevan a alguien que puede tener una vida fuera del mundo delictiva decida matar a alguien y encuentre sicarios con facilidad. Es un fenómeno que si bien ha sido sonado en los últimos tiempos, no es un fenómeno nuevo en la humanidad. El Imperio Romano contrataba sicarios para asesinar personas políticas. “Sicario” es aquel que está dispuesto a matar por precio. Termina siendo un acuerdo de partes. Para poder transformar uno tiene que poder conocer. Hay fenómenos sociales vinculados a la delincuencia que necesitan mayor conocimiento científico y académico, sino a veces nos quedamos con la idea equivocada. En el libro hay seis primeras historias de casos de sicariato de Uruguay que no tienen la característica popular de lo que es el sicariato. En el primer capítulo, está el caso de la docente que había terminado la maestría y tenía una posición en la sociedad relativamente influyente. Por un problema de una herencia, decide matar a toda la familia.

No hay una evolución. Lo que hay es una pluralidad de situaciones que se mantiene hasta hoy. Hay gente que ingresa al sicariato sin tener un antecedente similar antes en del delito. Ingresa directa mente al sicariato que es un punto muy alto en la carrera criminal del individuo. Hay otros casos de sicarios que ya vienen con una trayectoria delictiva relevante y hay otros que al ingresar en esta actividad después terminan en un trayecto muy violento. Hay personas que contratan sicarios por distintos motivos. Hay algunos que contratan por desavenencias familiares.

Perfil de los sicarios en Uruguay

El caso del niño en Casavalle fue terrible y fue el caso que me hizo ver que era necesaria una investigación por sicariato y necesitábamos abordar rápidamente entrevistas con las personas que estaban e el lugar. Fue u hecho muy confuso. El hombre dispara y le da un tiro en el pecho al niño, pero no se sabía bien cuál era el objetivo. Logré contactar a la familia del niño y al otro día se hizo un allanamiento y se detuvo a la persona. Era parte de un rito de iniciación para ser parte de una banda.

Muchos barrios los conozco detalladamente. Conozco cada pasaje de Los Palomares y lugares donde en general no frecuentan las autoridades o los servicios públicos. Ahí está la necesidad de poder tener fuertes impactos de ciudad permanentemente. El haber tirado abajo pasajes de Los Palomares tiene que ver con construir accesibilidad. Hay un proceso de desintegración social agudizado que a veces lleva a las personas de desarrollar estrategias de supervivencia que son terribles y que no son comprensibles. Yo creo que la maldad existe. Hay gente que que toma decisiones. No hay culpa. Hay entrevistas que son brutales. Entrevistar a una persona cara a cara que admite cómo mato. El objetivo es incluir un perfil de este tipo de prácticas y cómo se encuentra la oferta y la demanda.

Hay gente dispuesta a matar por plata en Uruguay. Quien que crea que está lejos de esto, se equivoca. El problema del sicariato es una forma de dirimir un problema por la violencia extrema pero traspasó la posibilidad de encapsularlo en algo como en el narcotráfico. En la medida en la que este fenómeno se comienza a instalar comienza a ser plausible y es parte de lo creíble en mucha gente que tiene un conflicto económico. No es la particularidad del Uruguay y que en Uruguay está en una situación demasiado diferente a lo que es una trayectoria. Hay un tema de la naturaleza humana que ha llevado a resolver conflictos de este tipo. Hay que ser objetivos y realistas de que hay personas con las cuales la convivencia en sociedad es muy difícil y uno como sociedad tiene que tener limites. Primero, entendiendo cómo funciona para entender que para algunas personas la vida no vale nada. Hay casos en los que no se puede tener dudas sobre en dónde está el bien y el mal.

Quería saber cuál era la construcción de identidad de la persona. Todas las entrevistas tienen un mismo perfil. El conocer la dualidad moral de las personas y la escala de valores es muy importante para conocer el perfil. La falta de culpa es un elemento central que define las características de estas personas. En el libro hay un capitulo sobre los códigos dentro la cárcel. La estructura de falta de distanciamiento es lo que define la peligrosidad de estas personas.

Yo pienso que hay gente irrecuperable. Hay gente que no tiene posibilidad de rehabilitación y que es muy difícil su convivencia en sociedad. Hay muchos de ellos que están dispuestos amatar y lo dicen. Yo entrevisté a estas personas no para ponerlas en un podio, al revés. Son personas que merecen el máximo castigo. Creo que hay muchas de las sanciones que estas personas tienen que son correctas y hay muchas otras que son muy laxas. Hay gente que, si vuelve a la libertad, debe venir con controles.

Está el relativismo moral. Ellos dicen que les interesan los motivos. Uruguay creo que tiene que tener un seguimiento de casos críticos fuera de la cárcel muchísimo más duro. Por ejemplo, un sistema de tobilleras permanente. En un caso de 45 años de prisión es un caso bastante contundente. Es la Fiscalía que pide la pena. Los abogados presentan causas para definir. El juez no puede aumentar la solicitud de la Fiscalía. La Fiscalía es el Estado y es quien define ese tipo de penas. El relativismo moral y ese distanciamiento de la culpa y de cierta sensibilidad a uno lo hacen parar en un sentido de la realidad en donde se ven cosas que no se pueden tolerar. La sociedad tiene que tomar alguna acción para poner ciertos límites porque la posibilidad de que el objeto de sicariato a cualquier persona es posible.

Esas personas que hablaron ya están juzgados. Están procesados con prisión. Lo que les planteaba a ellos cuando iba a entrevistarlos les dije que no me interesaba demasiado la causa, sino conocer su vida y su toma de decisiones. No estaba haciendo un trabajo paralelo a Fiscalía o a la Policía. Me interesaba conocer cómo toman decisiones para comprender y tener una opinión más formada. Muchos de ellos sabían quién era por la actuación que había tenido en el ministerio.

Trabajo de las autoridades en materia de crímenes cometidos por sicarios

La pegunta es: ¿Se habría podido prevenir el homicidio que hizo la profesora de biología? Hay gente que son los ejecutores que tienen experiencia previa, pero a veces no. Esto es un aporte para los oficiales de policía, fiscales. La construcción de un perfil criminal es algo que se hace en otras partes del mundo. Las circunstancias a veces son tan insólitas que a veces se hace difícil. El estudio sobre la conducta criminal es muy importante. La universidad y en el Uruguay tiene un atraso en estudios sobre criminología. Es algo como país que tenemos que hacer.

Con los oficiales de la policía y la gente que trabaja en el sistema penitenciario, son muy receptivos a esto. Los investigadores, a los cuales felicito a quienes resolvieron estos casos. Cuando se conoce el detalle de esto, a vece son es tan sencillo resolverlo. En la policía y los operadores, hay apertura al conocimiento. Falta más trabajo acumulado de esto en Uruguay. Entrevistar sicarios cara a cara es una gran experiencia. Arranco pidiendo disculpas. Esto no es una novela. Mi objetivo es entender la mentalidad criminal.

Sobre el arrepentimiento de los sicarios

Yo no les creo nada. De su arrepentimiento no les creo nada. Así como lloraron, tres minutos después se ríen y dicen “uno más para la olla”.

 


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