Karina Núñez, una activista en lucha contra la explotación sexual: "Tenemos una cultura que invisibiliza a los gurises"

La presidenta de la Organización de Trabajadoras Sexuales habló de la Operación Océano y de la realidad para los niños y niñas que son sexualmente explotados.

Al menos 18 personas han sido imputadas por la Operación Océano pero la investigación continúa y hay más adultos en la mira de esta investigación que ha desnudado varios casos de explotación sexual. Según Búsqueda, la Policía y la Fiscalía ya están trabajando en nuevas investigaciones que surgieron de la evidencia recolectada en los celulares y las computadoras incautadas. ¿Cómo siguen esta noticia quienes también han sido victimas de la explotación sexual?

Me pone recontra feliz que se estén tomando cartas en el asunto y que tremendas profesionales como las fiscales estén a cargo de esto. Eso me da una garantía real de que las cosas van por buen camino.

Esta vez nadie me amenazó. No conocía a los agresores, pero a la gente vinculada a las gurisas sí. En 2010 un par de gente en el círculo venía haciendo lo mismo y no se les imputaba nada.

La Justicia tarda pero llega. Lo malo es que el efecto residual de la tardanza cae sobre el cuerpo de las gurisas. Nadie va a cuestionar a estos caballeros después de que cumplan su condena. A ellas nunca se les va a ir. Las llaman, las amenazan, tienen la plata para mandarle gente a la casa.

Lo de la fiscal es chapeau. Habría que clonarla y llevarla a los pueblos del interior.

Cuando hablamos de prostitutas, en Uruguay son solamente las que son mayores de 18 años de edad. Quienes sean menores de eso la está explotando sexualmente. ¿Por qué es natural? Porque nadie lo combate desde la práctica. Estamos hablando de mínimo de $5.000 por acto.

La naturalización de los usos de herramientas informáticas, a quien sorprende es a los que tienen plata porque piensan que los pobres no sabemos usarlas. Para el que tiene el saber y dinero puede borrar rastros.

La mayoría de las gurisas pobres tienen dos opciones: estudiar y conseguir una buena beca o comercializar su cuerpo. No cuestionamos cuando a las gurisas se las casa con el almacenero o se la hace ser sirvienta de una familia de bien.

El interior

Diría que se den una vuelta por lo que es limítrofe, tipo Rivera o Rocha. Ahí van a ver a una adolescente con 50 años de diferencia y todos aplaudiendo la boda. De un lado de la Ruta 8 vemos las cosas de una forma y del otro otra.

El mercado de consumo te dice que para ser tenés que tener esto  y aquello. Si no llegás, ¿qué tenés? Tu cuerpo.

¿Saben cuántos periplos psicológicos tiene que hacer un adolescente para decir lo que le está pasando? Encima tiene que sacarse la lotería para que alguien le crea. Cuando le empecemos a creer más a los gurises y tenga un espacio más de cuidado. Acá tenemos una cultura que invisibiliza a los gurises, pero hay partes en que tienen voz y sentido propio. Cuando empecemos a escucharlos más, creo que llegaremos a la solución de estos problemas más aberrantes mucho más temprano. Es aberrante porque lo transversalizan a lo largo de toda la vida. Muchos de ellos terminan suicidándose porque el dolor es tan grande que no pueden.

Corporal y psicológicamente no se te va nunca. Las manos del hombre que me tocó a los doce me despiertan a la mitad de la noche. Fui explotada a los doce, no abusada. Nunca me abusaron. Accedieron a través de un pago a mi cuerpo. El que pagó por eso fue un vecino, que fue maestro. No solo a mí, a todas las gurisas del barrio.

Cambio de su historia de prostitución

No fui sola a cortar con este camino para mis hijas. Si hubiera estado sola, mis dos hijas habrían trabajado conmigo.

Mientras haya pobreza, un mercado imperante que te diga qué es lo que tenés que tener, siempre habrá un buitre de estos. Primero hay que educar a las familias para enseñarle que la palabra de un niño vale. Cuando no quiere ir a la casa o darle un beso, no es de porfiado. ¡Dejémosle de echarle la culpa a las gurisas de 16 años cuando subimos historias a Instagram perreando! Pensemos qué es lo que no queremos para nosotros.

Creo que Uruguay es muy chico para los registros de abusadores. Creo que la gente sabe. Ahora están agarrando más espalda para no quedarse más callado.

Hablamos de la explotación sexual solo cuando son niñas, pero también le pasa a los niños. Por el machismo, que tienen que aguantar. El patriarcado al que más le caga la vida es al varón, que carga con una enorme mochila.

Para que las generaciones cambien, tienen que cambiar los que educan.

Las compañeras que más están en el horno son las del interior profundo. Primero, por el estigma no podían acceder al bono. El Mides en abril sumó a la planilla a 267 compañeras.

Estoy a favor de abolir toda forma de trabajo con opresión. Me gustaría que nadie fuera oprimido. ¿Qué vas a hacer? ¿Meterlas presas como en Estados Unidos?


Las Más Vistas