La campaña en Brasil de cara a la elección presidencial de octubre

Camilo López, politólogo especializado en Brasil, explica que la crisis política es de los oficialismos, porque de un lado y del otro no logran la reelección. Aseguró que la centro derecha del país no logra ser atractiva, y el futuro de la relación con Uruguay es imprecisa, porque Brasil es un "actor complejo" a la hora de tomar decisiones.

Camilo López - politólogo especializado en Brasil

Tal como está el escenario hoy, lo esperable es que tengamos una segunda vuelta. No es la lectura mayoritaria dentro del PT (Partido de los Trabajadores). Todavía hay esperanza de ganar en primera vuelta; es una posibilidad, están cerca. El tema son las decisiones que toma el presidente Bolsonaro, para recuperar votos. Que no quiere decir que le sirva para ganar la elección, pero quizá complique la gestión en primera vuelta.

Hay que mirar estas elecciones desde una perspectiva política más amplia, no solo la coyuntura electoral. Brasil viene de casi una década de crisis. Tendríamos que ir al comienzo de gobierno de Dilma Rousseff. Es la llegada de diferentes proyectos que no logran estabilizar al país. Primero fue la crisis de Dilma, hija de la caída económica de Brasil, que después llevaron a protestas sociales. Luego el gobierno Temer, y los partidos de esa centro derecha tuvieron  un gran fracaso electoral. y ahora el bolsonarismo pareces salir en un escenario que no termina de satisfacer a nadie.

Esta crisis en Brasil es que pierden los oficialismos, porque de un lado y del otro el gobierno no logra reelegirse.

La centro derecha de Brasil

Son dos partidos: el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Movimiento Democrático Brasileño (MDB). Incluso el MDB tiene alas izquierdas y derecha. El PSDB de hoy es un partido de centro derecha, los jóvenes hoy están más a la derecha que los viejos "tucanos". Estos partidos caen en la elección de Bolsonaro, pero recuperan elecciones territoriales locales. Es una línea política simétrica entre Bolsonaro y Lula. Y digo Lula y no el PT, porque esa es otra clave. Esta tercera vía parece no ser atractiva. Y en el fondo tiene que ver con las candidaturas. Esta vía va con una senadora de Mato Grosso do Sul, que es una figura política pero comparando el peso de las candidatura que este espacio político ofreció en otras elecciones, estamos hablando de una candidatura con una proyección diferente. Esto también muestra los problemas que ha tenido este espacio político en construir candidaturas. Hay una interna compleja en el PSDB que le impide la construcción de una candidatura viable.

Geraldo Alckmin que tiene estirpe en el PSDB en su trayectoria política, que ha ocupado cargos muy importantes en el estado de San Pablo, y es referente de este espacio. Sale de ese espacio para encontrarse con la candidatura de Lula. Y es una de las estrategias que el comando de Lula y el PT tienen en esta elección.

Brasil tiene 30 partidos en la cámara baja. Eso quiere decir que cualquier gobierno tiene que ser un gobierno de coalición en el marco de un presidencialismo, y mantener un montón de acuerdos. El PT recoge un montón de partidos aliados, previo a las elecciones, acuerda y hace un mínimo común denominador. Alckmin es una imagen de cultura política. Parte de la lógica de la discusión en la elección de Bolsonaro fue el clivaje PT- anti PT, hoy el corte sobre el Bolsonarismo y no Bolsonarimos,  y el debate de una forma de hacer política, hace que la llegada de Alckmin trasmita esa idea.

Alckmin no viene solo: viene con un montón de interés, no solo con ideas políticas.

¿Cómo está la calidad de política en Brasil?

Brasil en los últimos años es una que va perdiendo calidad, intensidad. Que tiene que ver con la muerte de activistas, como sucedió en Colombia y es un problema de América Latina. Tiene que ver con un país de desigualdad estructural, con la altísima probabilidad si uno es joven, negro y pobre de morir en manos de las fuerzas de seguridad.

Y después está la relación del presidente con los poderes. Este Trump tropical tiene algunas diferencias y algunas semejanzas con el original, algunas a favor y otras en contra. Este tiene menos apoyo político, bastante menos. Viene tratando de recuperar ese apoyo político a través de una política social, que es en "Auxilio Brasil", que primero votó en contra, después a favor. En el Parlamento le quisieron aumentar el gasto público, él lo agarró y lo utilizó estratégicamente, redobló la apuesta y ahora esta peleando ahí que trata de acortar distancia con el electorado más esquivo, cobran menos de dos salarios mínimos, que es 600 reales, que votan mejor en Lula.

Es un presidente con poca adhesión y con alto nivel de rechazo. Por lo menos si uno toma como cierto los números públicos, en un país donde es complejo esto por la extensión y la diversidad. También, es un presidente sin partido, inmerso en un sistema de partidos diferente al de EE.UU..

Y por último, la debilidad institucional en Brasil: el sistema de pesos y contra pesos en EE.UU. no es el de Brasil. La relación cívico-militar, el avance sobre el poder judicial, el choque con el poder legislativo. Todo eso hace el escenario sea distinto a la salida de Trump

¿Qué puede pasar? No se sabe. Lo que sí es que da señas de rechazo de principios políticos de pluralismo y democracia.

Lula vs. Bolsonaro 

Son dos candidatos que logran conectar con distintos sectores. Son lideres populares, pero si uno ve la intención de voto por ingreso, el votante de Bolsonaro gana más de 10 salarios mínimos, y el votante de Lula sigue siendo atractivo para los más populares, que entre los indecisos tiene la sobra del Lava Jato, pero es una parte del electorado.

Pero Lula puede hablar de las necesidades, porque son una vivencia de Lula, así como Bolsonaro logra, no necesita impostar una forma de pensar y criticar, que conecta con un montón de gente, en términos morales, en entender la sociedad brasilera.

Este tipo de actores (Bolsonaro) logra lo que han logrado muchos otros candidatos: correr el límite de lo decible. En otro momento, otros candidatos en Europa decían las mismas cosas y generaban indignación; hoy compiten políticamente y dicen prácticamente lo mismo. Cuando estos discursos quitan valores básicos de la democracia como es el respeto, la discusión político.

¿Cómo afecta a Uruguay la elección?

Muchas veces se tiende a mirar a Brasil como un actor unificado. Es una mirada que debe ser complejizada. No sé cuánto cambia el escenario con Lula o Bolsonaro con esto del TLC. La voz cantante no es la del ministerio de economía. La política exterior institucionalmente termina pasa por cancillería. y no comparte la mirada del ministro, que tiene que traducirse en apoyos políticos. No es tan fácil decir "vayamos a una mirada aperturista", que sí tiene el ministerio.

Si uno va a ver la elaboración programática del PT, vuelve a rescatar la idea de priorizar la región y buscar formas de articulación política. Si miramos a Brasil como un actor complejo de tomar la decisión, y no lo que se dice, yo pondría ciertos matices en la flexibilización, y en Lula lo mismo. Porque Lula va a ser lo que pueda, no que quiera.


Las Más Vistas