Policía y Fiscalía investigan si existe una vinculación entre el asesinato de un adolescente de 17 años en el barrio La Unión que vestía una camiseta de Peñarol con el tiroteo que terminó con dos hombres heridos y otro muerto ocurrido la semana pasada en la Vía Blanca de Reyes. Este fallecido era hincha de Nacional, y a su vez coautor del homicidio de Hernán Fiorito, el hincha de Peñarol asesinado en Santa Lucía en 2016. Para conversar sobre la violencia entre barras bravas recibimos al sociólogo, Leonardo Mendiondo, quien ha estudiado a las barras de Peñarol y Nacional.
La hipótesis de que los crímenes están vinculados cobró fuerza luego que el recluso Erwin Parentini –exbarra de Peñarol, condenado el asesinato del hincha de Nacional Lucas Langhain en diciembre de 2019– asegurara que habría “represalias” por el asesinato del adolescente.
Violencia entre barras bravas
Me pareció muy buena la medida del fiscal Romano. Quizá un poco impracticable. Puede ser un ejemplo de hinchas muy bajos. Los cantos se van a seguir cantando, especialmente ahora que hay una serie de restricción y todo el mundo puso un grito en el cielo por el tema. No podés llamar a las familias y a cada uno cada vez que ocurre que esas personas se expresan a través de las barras o en una cancha de fútbol. Si bien está bueno es bastante impracticable, estos episodios seguirán ocurriendo. Se da desde una lógica muy diferente desde las autoridades.
Todos decimos que el fútbol es una fiesta, efectivamente para un montón de hincha lo es, pero para un porción de la hinchada no es una fiesta, es una guerra. Esto tiene varios motivos. Primero considerando que hay un cambio social muy fuerte. En el 85’ con el inicio de la democracia recordarán que eran los locos lindos de la Ámsterdam, todo el mundo lo celebraba, desde allí hasta hoy vemos una diferencia cualitativa muy importante. El cambio social viene acompañado con una serie de episodios violentos.
Los principales delitos que se cometen, como el homicidio, han tenido una escalada ascendente, lo que si han hecho los distintos gobiernos es disminuir esos crecimientos en algunos periodos de tiempo, pero la tendencia es hacia el crecimiento. En un contexto donde la sociedad padece de violencia ascendente, violencia como expresión física, no esperamos que haya lugar asépticos donde esa violencia se instale. Se ve en el fútbol, evidentemente es una cualidad que ha generado nuestra sociedad y se expresa en todos los espacios que podemos ver. Luchas por el territorio, luchas la venta de drogas, por ejemplo.
Con Parrado, más de 15 años venimos diciendo cuidado viendo en el territorio modalidades nuevas, nadie la está viendo, la generación de pandillas, sin mencionar a las centroamericanas, con ese aspecto de delitos, viene el sicariato, dijimos y hoy es una moneda corriente. Tomamos medidas y esas medidas demoran años en implementarse, cuando se implementan ya cambió la realidad.
Lo que se dijo es que hay que erradicar la violencia, las barras tienen que desaparecer, eso fue gravísimo y esa ley fue votada por unanimidad en el Parlamento. Estaba basada en elementos muy flojos, elementos que manejaban el periodismo deportivo y el vecino de la esquina del barrio.
No iban a desaparecer, sino organizarlos, porque tenías fines sociales muy importantes dentro de las barras. Blanquearlas para transparentarlas. Ahí vino toda la cabeza de la famosa mano dura, la mano dura nunca sirvió en ninguna parte del mundo. La mano dura no sirve ni va servir con determinadas personas que están decididas a llevar adelantes distintos tipos de delitos.
El fenómeno cambió. Se hizo mucho más violento y las características que tenían las barras en los principios de 2000 y los liderazgos que tenían, en aquel momento si estaban dadas las condiciones porque estaban dispuestas y tenían una solidaridad social con un correlato de fin políticos, por eso las barras no se llevan con los dirigentes. Se necesitaban para hacer lo que son cada uno. Hoy es imposible. Tenemos autoridades que suponen que saben lo que hacen. Para darte una opinión de lo que habría que hacer hoy, tendría que volver al campo, analizarla y así poder dar soluciones.
Esto no es física, no es química, esto es gente.
Es una mezcla de intereses económicos en algunos casos, que se resuelven en la cancha como punto de encuentro, y que es bueno aclarar que nunca nadie murió dentro del estadio nadie a partir de la democracia, pero también hay una dinámica que atraviesa toda la sociedad.
Constantemente estamos buscando distinguirnos del otro.
La canción de Posadas no se va dejar de cantar y se cantará con más fuerza aunque nos duela y aunque no nos guste. La dinámica empieza así. Atraviesa a la sociedad en todos sus estractos.
Cuando la distinción empieza a pasar por quién es el más violento, en sentido de proeza, de acción, viene otro y va querer emularte porque no quiere quedar atrás, y así la dinámica sigue hasta el infinito.
El hincha va con su periplo vital a la cancha. Si en tu vida cotidiana utilizas un arma como estrategia de supervivencia, vos la llevas a todas partes contigo, somos lo que somos y tu eres lo que eres. Hay hinchas que compiten en ese sentido.
En su momento había distinguido tres círculos concéntricos. Un conjunto de personas pequeñas y pocas barras centralizadas con liderazgos fuertes y demás. Un conjunto de personas que rodeaban a la personas y no eran de la barra, pero que se identificaban con sus marcos éticos y normativos, que entraban con las entradas de cortesía, después un conjunto de hinchas en general que nos gustaba ir a la Ámsterdam o Colombes, porque disfrutábamos del ambiente y de las canciones. Las canciones ejercen una violencia de tipo simbólica, a veces hay una cuota de simbolismo saludable para prevenir una escalada de violencia.
Las listas negras empezó a funcionar bien después de 15 años de reglamentadas. El modelo inglés, en aquel momento en Londres había una cámara cada 10 o 15 personas, hoy cambió esa situación y hoy en Uruguay hay un montón de cámaras.
En mi opinión no le veo mucho sentido que se suspendan los partidos. Se puede producir violencia sí, pero el problema es que arrancamos muy mal, en la década del 90 con una ley terrible, se hace una segunda ley que no es buena, se tomaron un montón de medidas en continuidad, y el tema es en el fútbol. Esto no es un problema exclusivamente del fútbol sino que suceden otras cosas atrás. El fútbol no está ajeno. El fútbol es la sociedad y qué cosa es cuando hablamos de sociedad, un conjunto de relaciones sociales que se producen en un entorno, que de alguna manera se estructuran y cambian. Lo que cambió fue la forma de cómo las personas se relacionan, en este caso con los clubes, con toda la carga social que viene detrás. Hablamos de muchas cosas como la disputa del mercado por venta de drogas, pero un estadio no es una disputa por el mercado de venta de drogas.
Cánticos
A mí no me llama la atención, cuando transformamos un suceso en noticia, se agiganta. Estas cosas pasan todos los días. Es un tema complejo y que está muy mal resuelto. Incluso escuchando declaraciones de gobierno celebrando buena gestión, aclaro que no estoy hablando en términos políticos, dicen bajaron delitos, pero sin darle importancia al efecto que tuvo la pandemia en el mundo de la criminalidad. Si bien bajan los números, no podés decir bajamos los delitos y bajamos los homicidios por la gestión policial, no podés sacar rédito político de eso, y no hablo de un solo partido político en particular. Podés estar en un proceso de desaceleración y en el último mes se te escapó el tema homicidios. No digo que estén mal las políticas, lo que si digo que no saquemos réditos de un par de números sin saber qué puede pasar mañana.
Cuando tu tomas en el largo plazo las medidas, las cifras, ahí es cuando caes que ningún gobierno, desde la democracia hasta hoy, logró revertir de forma sostenida la tendencia a los delitos.
Al Frente Amplio le costó mucho el tema de la seguridad. Muchísimo. Incluso dio demasiada información. Cuando hacían sus informes anuales escribían un libro, eso nos posibilitaba cualquier tipo de cálculo y pronosticar muchas cosas. Hoy te dicen bajaron los delitos y tales números, pero no podés trabajar con simples datos. No nos podemos fiar por completo de los datos y no digo de que sea por gusto por parte de las autoridades.
Durante el primer gobierno de Lacalle padre, las rapiñas aumentaron un 100%. Cosas irreales como Tabaré Vázquez que iba a disminuir un 30% de las rapiñas. Quizá tuvo la mejor voluntad, pero yo descarto la buena voluntad. El tema es cuando hacen política y nos venden una realidad que está muy lejos de ser controlada.
20 años después de que se genera el fenómeno nos damos cuenta de que eso sucede. Hubo mucha soberbia, cualquiera viene, esto se arregla, subestimamos los fenómenos porque no los comprendemos. El desarrollo social no es autovidente, no es transparente y que miramos las cosas y los problemas están acá, no, requiere mucha investigación.
Junto con una universidad muy prestigiosa propuse crear un observatorio para estudiar causas y consecuencias de la violencia en el deporte para tener un registro de cosas reales, empíricos, con gente académica y la universidad me apoyaba completamente. El ministro de deporte de aquel entonces me dijo sí que me quede tranquilo que estaba en sus manos y no me llamó nunca más, y venía con el respaldo de una universidad muy prestigiosa. Al Estado no le costaba nada, solo tenía que poner el ‘sellito’ del Ministerio de Deportes. Creo que hubo mucha soberbia en la clase política y los que pagamos las consecuencias en última instancia somos los ciudadanos.
Una cosa es hagamos una reflexión colectiva desde el punto de vista académico y luego el tema es la gestión, las dificultades aparecen y son muchas. No es tan fácil de que quiero cambiar el Uruguay.
Hooligans
Había otros temas como racismos y xenofobia. Acá no estamos hablando de racismo y xenofobia. En Europa hubo una necesidad de acomodar el espectáculo porque es millonario. En Europa nunca vas a ver que la cámara se desentiende cuando hay un problema.
Hay mucho dinero en juego y toda una infraestructura extraordinaria, estadios que parecen teatros, te limitan desplazamiento además de tener seguridad privada. Conozco gente de seguridad muy preparada. Mucha veces en la calle la policía es enemigo de la persona y también lo es en la cancha.
Podés tener un millón de medidas, pero hay un código en la base. La creatividad que tienen los barras excede largamente la capacidad. En una reflexión mucho más profunda, esto es el reflejo de nuestra conciencia tardía, de lo que no hicimos en el pasado y que en el presente nos cae como una bola de nieve.
Lenguaje periodístico
El periodismo deportivo vive del escándalo, salvo con rosas excepciones. Cuántas veces hemos escuchado a periodistas instando de un modo u otro la violencia o que la cabecita de este jugador, etc.
Las palabras se banalizan como los cánticos. Y nadie va salir a matar a uno por cantar una canción. Capaz hay un loco suelto por ahí, ese mismo que te porque no le diste un cigarrillo. Tenemos que ver el fenómeno con una amplitud mucho mayor. El problema lo tenemos a nivel de sociedad. La cantidad de homicidios por sicariato que hay en Uruguay nos demuestra que no es un problema del fútbol, es un problema de sociedad. No nos olvidemos que buena parte del siglo xx había otra forma de dirimir las diferencias que era el duelo. Los elementos de status de clases pseudo cortesanas de la clase política, en las sociedades modernas se vuelve en los vicios de las clases bajas.
Desde ese punto de vista tendremos que tener una reflexión profunda sobre todo con aquellos modelos de rol, declaraciones que minimizan el tema de la violencia doméstica, es un representante de la república, gente muy influyente en la sociedad, seamos cuidadosos, que es un tema gravísimo y tampoco para de crecer.