"Los centros de tratamiento deberían apuntar a un cero consumo", afirma el director de Salud Mental de ASSE

Pablo Fielitz contó que las llamadas para apoyo emocional en pandemia fueron más de mil y que no se llenaron las vacantes para los llamadas a psiquiatras en cárceles.

Desde marzo cuando comenzó la pandemia del covid-19 a la fecha la línea de prevención del suicidio aumentó un 300 % en relación al año anterior. El incremento mayor se dio en el período comprendido entre el 13 al 30 de abril, período en el que se recibieron cerca de 500 llamadas. En su mayoría son personas que tienen entre 21 y 40 años.

Creo que el aumento no es por una única razón. Es multicausal. El contexto de pandemia influye, el aislamiento social también y después consecuencias por la pandemia como la violencia doméstica.

En este momento ASSE tiene tres líneas de atención a la población: una es *1020, el *0767 y 08001920, que se creó a mediados de abril y su finalidad es dar apoyo emocional en el contexto de pandemia. Esta fue la que recibió más llamadas. Estamos por arriba de las 1.300 llamadas. En esa línea lo que más predomina son los síntomas depresivos y de angustia. Las otras líneas tienen una finalidad específica.

Estamos aprendiendo porque es una situación nueva este concepto de la pandemia. Mucha gente nos llamó que no había tenido contacto con el sistema de la salud. Las líneas facilitaron un primer contacto con el sistema de la salud. Se les recomienda a las personas que nos llamó que consulte a su prestador. Sé que no es poca la cantidad de personas que lo hizo.

Predomina ampliamente la zona metropolitana por encima del interior. Quizás fue por un tema de difusión, aparte de la densidad de población. En lo que tiene que ver con ASSE, muchas veces el acceso a tratamiento es mucho mejor en el interior.

Estamos trotando de analizar los datos que tenemos para poder ajustar políticas en salud. Creo que las líneas han funcionado como sensor de qué está pasando.

Hay otras lecciones que nos deja esto: el contexto de pandemia ha hecho que se haya empezado a implementar telemedicina. Creo que es un avance que vino para quedarse.

La consulta por telellamada es mucho más difícil que presencial. Al menos el primer contacto, que creo que es clave. Este tipo de posibilidad se aceleró.

Delitos y salud mental

Trabajé más de doce años en la sala 11 del Vilardebó. Hicimos un estudio de los homicidas que nos llegaron. Los perpetrados por personas con enfermedades mentales graves son los menos.

La Dirección de Salud Mental abarca a las personas privadas de libertad. Hay mucho para mejorar en las instalaciones. Hay una propuesta para generar un nuevo edificio para atender. Estará en la Ley de Presupuesto.

Tenemos dos psiquiatras trabajando en cárceles de área metropolitana. Es muy poco. La idea es quizás el uso de la telemedicina en esas circunstancias. Esos dos están para todo el personal. Evidentemente necesitamos más gente. No se cubrieron vacantes.

En la propuesta está mejorar las condiciones de trabajo. Hubo una ampliación en la solicitud de horas para los dos psiquiatras.

Esto no es un problema solo de nuestro país. Las personas privadas de libertad tienen una prevalencia de patologías mentales. Las condiciones influyen, así como las visitas.

Violencia de género

En los femicidios a veces irrumpe antes la conducta violenta. No es normal esa conducta hacia la pareja o expareja. Hay algo que hace que la persona tenga un trastorno en el control de sus impulsos. También allí muchas veces el alcohol influye, porque es un desinhibidor.

Como en cualquier tema de la medicina hay distintas aproximaciones. En mi opinión en el tratamiento de adicción, se intenta que la persona desarrolle un objetivo de vida. Para eso se tiene que lograr que deje de consumir.

Consumo cero vs. reducción de daños

Hay algunos casos en particular en que la reducción de daños funciona, como el caso de opiáceos, como los consumos endovenosos.

En los países en los que la reducción de daños ha funcionado, es que son países donde el consumo de heroína es muy alto. En el caso de nuestro país, los centros de tratamientos deberían apuntar a un cero consumo.


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