Pablo Cayota: "Es hora de volver a las clases en un proceso paulatino y parsimonioso"

El profesor y exintegrante de INEED conversó sobre la situación del sistema educativo en tiempo de pandemia, el retorno a clases y los efectos generados en tanto en la infancia como en la adolescencia. También habló sobre el informe del INEED.

Sistema educativo en pandemia

La realidad la infancia del Uruguay incluyendo a la adolescencia han sido uno de los grupos más sacrificados de esta pandemia. Quizá los daños no aparecen en el listado diario, pero son daños irreparables de los que habla el informe del GACH y el Neuropediatra Gabriel González grado 5 de la UDELAR. Lo que quiero decir es que entre el año pasado no se completaron 50 % de las clases presenciales en el país, sobre todo en el sector estatal y hace casi 50 días que no hay clases presenciales, es decir, las infancias y las adolescencias han contribuido al blindaje, a la baja de la movilidad de una manera muy importante y muy trascendente. Es momento y tiempo de retornar porque cada día vale y cada día cuenta de retornar. En un marco de circulación comunitaria del virus muy intenso la última semana anterior a la semana de Turismo la situación del sistema educativo había sido muy afectada. La escuela no es origen de focos de contagios y de circulación comunitaria. El GACH recomendó que en instancias de colapsos del sistema fuera en puntos muy puntuales los cierres y que fueran de tiempos cortos. Si sumamos los dos años que llevamos de pandemia asumamos todo que realmente hemos afectado las infancia, porque la escuela no es un lugar donde se aprende matemáticas, hay otro mucho más intangibles que tiene que ver con el mundo de la infancia. Aspectos emocionales ni que hablar, vinculados a la salud alimentaria, a la construcción de identidades, construcción de la propia infancia. Los niños que hoy se reintegran, los más pequeños, están en una etapa clave para la construcción de neurotransmisores, por lo tanto es fundamental en la subjetividad y construcción de la vida de un niño. Hay daños que se pueden compensar, otros costarán muchos más y otros están en un grupo que serán muy difícil de recompensar. La infancia en Uruguay ha esperado mucho al punto que es el sector, que junto con el turismo, más afectado en término de haber afectado su vida cotidiana. Como dijo González, el cerrar escuelas es también cerrar vidas.

Hablando de bajar la movilidad, hace 50 días que no hay clases y el impacto de la presencialidad en la movilidad la aguja se ha movido poco, en definitiva el crecimiento exponencial de los contagios y de los fallecimientos, se produjo a posterior del cierre de clases. Si nosotros tomamos según el informe del GACH del 27 de abril, de 0 a 9 años hay un leve crecimiento del nivel de contagios, después de que cerraron las escuelas. Hay que ser muy cuidadosos a vincular la presencialidad, nivel de contagios y decesos. Que se propongan cerrar escuelas para bajar los contagios y decesos, deberían presentar evidencia empírica extremadamente contundente. El daño que se produce por el cierre de escuelas es innegable. Y la contribución para mantener la pandemia debería ser fundamentado. Si tomamos el mundo hay países que han fracasado rotundamente que han cerrado por tiempos prolongados como el caso de Argentina. El caso de contagios y de muertes y de déficit de aprendizajes y daños a la infancia son incalculables por cerrar el año entero. En marcos de otras medidas más globales donde las escuelas cierran por periodos cortos. Tenemos que pensar que hay daños que no son visibles, que no aparecen en los informativos de la tarde con las cifras de contagiados y decesos. Miles y miles de niños y adolescentes, que todas las sociedades científicas han alertado, daños en términos de depresión, obesidad, aislamiento, tristeza, déficit neuronal y construcción de identidades, como sociedad no podemos seguir haciendo que la infancia sea la única variable de ajuste para bajar la movilidad como lo hemos hecho. Se ha contribuido demasiado desde la infancia para esa baja a la movilidad, es hora de volver en un procesos paulatino y armonioso, relacionado al proceso de vacunación.

Yo no soy experto en comportamiento social, soy docente en 43 años de trayectoria y le puedo decir en términos de baja movilidad al cierre de escuelas es una alternativa, hay que poner en la balanza cuánto ha afectado en la baja de movilidad y cuánto daño permanentes ha provocado. Es mucho más sencillo cerrar escuelas que no tienen impacto presupuestal directo que cerrar otros sectores donde habría que subsidiar actividades. No juzgo si estuvo bien o no, hablo de lo educativo y desde mi punto de vista las escuelas impactaron y ya hacieron su contribución con la reducción de la movilidad y no estamos cumpliendo las recomendaciones del GACH.

El GACH ofrecía un ahoja de ruta donde había que tomarlo entero para genera acuerdos sociales y políticos tras esas recomendaciones porque el propio GACH nos decía que la división política para manejar la pandemia lo único que hace es aumentar los riesgos de la pandemia.

Fuerzas sindicales, políticas, de la oposición y parlamentarios, no hemos visualizado en su dimensión los daños irreparables en la infancia para poder tomar estas medidas. Es tiempo que empecemos este procesos de reincorporación a la infancia.

Herramientas

Hay resiliencias y aprendizajes. La virtualidad este año es mejor que la del año pasado porque todos hemos aprendido como los docentes, el sistema, las familias, pero no nos podemos olvidar que hay zonas de alta vulnerabilidad que serán los más perjudicados. No nos olvidemos que aumentó la repetición en primaria, pero que son posibles de ser revertidos. Hubo un gran desarrollo del plan ceibal y compromiso por la presencialidad por las autoridades de la educación que han activado. Tenemos que acostumbrarnos a convivir con el virus mientras convivimos con el proceso de vacunación. Hay docentes vacunados y a terminar mayo habrá 1.500.000 de personas vacunadas y el panorama será mejor que el 23 de marzo pasado, aunque eso no quita que habrá contagios.

Informe INEED

Aumentaron las inequidades. Cuando aplicaron la prueba, el 5 % de los sectores más vulnerables no estaban en las escuelas. El informe también demostró que mayor presencialidad mejores resultados.

El rol de la maestra al lado de la niño o con el adolescente en los procesos de aprendizaje presencial es insustituible.


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