El responsable de la empresa de seguridad contratada dijo también que muchas veces el interés de muchos hinchas de fútbol no es el partido y que antes la barra brava no era un negocio.
El responsable de Keeper, la empresa de seguridad contratada para el partido entre Rampla Juniors y Peñarol en el Estadio Centenario, dijo que se revisó "persona por persona en la Tribuna Ámsterdam" y que las cámaras tienen registrado cómo se hizo el ingreso de los hinchas al estadio y que se ve que en ningún momento ningún guardia se abrió, como circuló en algunas versiones de prensa. "Además del control propio interno tenemos un encargado de servicio, un supervisor, y encima eso tenemos el veedor de seguridad de la AUF, el presidente o vice de la comisión de seguridad, un jefe de puerta, que constatan que hagamos el cacheo correspondiente".
Pablo Santos reconoció que los guardias de seguridad trabajan bajo presión y dijo que debajo de la Tribuna Ámsterdam es un submundo. "Los hinchas recorren pasillos por debajo de la tribuna, hay lugares donde se pueden guardar cosas. Hay que buscar la manera de que eso no suceda para que el lugar sea más seguro. Ya se solicitó que en los próximos encuentros en el estadio haya personal nuestro y policial revisando el ingreso de proveedores, de gente que entra temprano al estadio y que no son revisados".
Santos tiene experiencia porque ha trabajado en comisiones de seguridad y en las tribunas. A su entender, lo que cambió es el respeto. "Antes existían determinados códigos. La presencia de la droga ha desnaturalizado la pasión. Creo que muchas veces el interés de muchos hinchas de fútbol no es el partido. Antes la barra no era un negocio".
En el caso de Peñarol, dijo que se ha credo "un monstruo muy grande, que está muy difícil de desarticular y trabajar con él", mientras que Nacional, que comenzó a trabajar antes, existe sintonía entre la barra y la comisión de seguridad, por lo que van "para el mismo lado y trabajan en conjunto".
