Sergio Abreu y la crisis en Venezuela: "Maduro no está dispuesto a compartir el poder y ha dado muestras de su intolerancia y radicalidad"

"La presión internacional tiene que llevar a que haya elecciones presidenciales libres", afirmó el excanciller.

En momentos en que los contactos internacionales se intensifican y los intereses de los diferentes países de la comunidad internacional se cruzan respecto a la crisis venezolana, los gobiernos de Uruguay y México preparan para esta semana una conferencia internacional.

Esta tendrá representantes de más de 10 países y organismos internacionales y abordará la crisis venezolana. En el comunicado emitido por la Cancillería uruguaya, el Gobierno se declara “neutral” y asegura que la cumbre tendrá por objetivo establecer nuevos mecanismos de diálogo “inclusivo y creíble” que solucionen “de una vez por todas” la delicada situación que enfrenta Venezuela.

Este anuncio generó repercusiones en filas de la oposición ya que se entiende que lo único que hace el Gobierno es estirar la salida de Nicolás Maduro. Abordamos el tema junto al excanciller (nacionalista) Sergio Abreu.

Detrás de todo esto hay una visión concentradora de poder, de partido único y de intolerancia a la convivencia democrática. Cualquier diálogo que se obtenga con Maduro está vinculado a alguien que no está dispuesto a compartir el poder y que ha dado muestras de su falta de tolerancia y de su radicalidad.

Maduro es la prolongación de la filosofía cubana. Tiene un fracaso económico muy claro que lleva a una importante crisis humanitaria. Casi el 70 % ha llegado a la pobreza extrema. Se van creando todos los días mecanismos de presión interna. Casi tres millones de venezolanos se han ido a compartir pobreza en la frontera con Colombia y Brasil. No hay medicamentos.

Chávez tenía otro tipo de relacionamiento y de vinculación, aunque también es cierto que son otros tiempos. No se puede sostener una crisis humanitaria de esta naturaleza y esta crisis política.

Hubiera tratado de que mi Gobierno tomara iniciativas no de este tipo, disimuladas, porque la neutralidad no es tal. Hubiera tenido inteligencia molesta: hacer propuestas mucho antes, pero no con una visión de solidaridad y simpatía con el Gobierno. No se puede decir que se está contra el terrorismo de Estado, que se quiere verdad y justicia, y apoyar a Venezuela.

Los derechos humanos son iguales que los izquierdos humanos: no se puede invocar una razón por encima de la dignidad y los derechos de las personas.

La presión internacional tiene que llevar a que haya elecciones presidenciales libres. La situación de Maduro es intransitable. En Uruguay tenemos que rescatar la firmeza y la coherencia.


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