Subsecretario de Ganadería sobre nuevas medidas para productores: “No hay plata que pague el impacto que tiene una seca”

Uruguay sufrió durante todo el año la falta de lluvias lo que trajo, entre otras consecuencias, problemas para el abastecimiento de agua potable. Superado este problema al volver las precipitaciones, aún se mantienen los efectos sobre los campos y la producción agropecuaria. Días atrás, el gobierno decidió extender por tres meses más la declaración de emergencia agropecuaria que prevé líneas de apoyo para los productores afectados por la sequía. Para conocer más sobre la situación del agro, recibimos al secretario de Ganadería, Agricultura y Pesca, Juan Ignacio Buffa.

Una seca tiene efectos en el momento, hay que gastar plata para seguir produciendo, pero esa seca, una vez que se levanta la limitante de lluvia, subsisten ciertas consecuencias en el tiempo.

Estamos en pleno proceso de recuperación, los campos tienen más pasto, estamos con los cultivos de invierno en buen estado, estamos en la antesala a la zafra de verano, pero sí subsiste una serie de consecuencias que las medidas que logramos sostener permiten, de alguna manera, seguir paleando la situación y lograr una pronta recuperación de los sistemas.

Con esta declaración de emergencia hay algunas medidas que caen y otras que se sostienen. Las que caen, por ejemplo, son las de pastoreo en las rutas y cae la reducción del impuesto para la importación de alimentos.

Se sostienen las medidas de apoyo financiero que son básicamente dos. El apoyo crediticio en los pequeños productores a través de República Microfinanzas y el SiGa de emergencia que es una herramienta para el sistema financiero, quizá para empresas un poco más grandes.

No hay plata que pague el impacto que tiene una seca. Hay que lograr financiamiento para mantener los sistemas funcionando hasta que se normalice un poco la situación y por eso se sostienen estas medidas en plena primavera.

La seca que vivimos fue muy intensa y en todo el país. En algunos sistemas el impacto ha sido muy duro, como los sistemas lecheros, que no había pasto. Se mantenían produciendo a partir de la compra de granos y ración afuera. Y el impacto económico es muy fuerte.

Fue una seca muy dura.

Las lecherías tuvieron que gastar una enorme cantidad de dinero para seguir funcionando.

Tenemos que incorporar en los procesos de análisis que estos eventos climáticos extremos llegaron para quedarse con una probabilidad más alta que en el pasado. Hay que hacer cosas para que la próxima seca agarre más preparado al país y a los productores.


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