La familia Borgogno y su derecho a una vida diferente

Hace 20 años una familia de Tarariras decidió que sus hijos no fueran vacunados, pero esta decisión los llevó a la pérdida del derecho a la educación y trabajo, entre otros.

Su hija Maite recibió vacunas hasta los cinco años, Nahuel lo hizo hasta los dos años y Ayelén solo recibió las primeras. Todos tuvieron algún tipo de reacción, pero Nahuel fue el que sufrió las consecuencias más graves: tuvo una convulsión con paro respiratorio y espasmos bronquiales. "Así fue que pudimos descubrir, en esa búsqueda y consultando médicos,  hasta que dimos con un alergista que determina que eran hipersensibles y que probablemente todos los hijos iban a tener el mismo problema", relató el padre de los chicos.

En el año 1994 comienzan a recibir presiones. Como sus hijos no tenían las vacunas, les exigían otros certificados médicos que ellos fueron presentando. "El 16 de novimebre, pocos días antes de terminar las clases, los expulsan. El médico era argentino, era un médico facultado, una eminencia como pediatra, pero necesitaba la certificación de un médico uruguayo. Al 16 de noviembre no teníamos como conseguirlo", recordó el hombre. Explicó que ya en diciembre consiguieron al médico uruguayo que les dio el certificado. "Cuando van a iniciar las clases figuraban en la cartelera y nosotros nos quedamos tranquilo. Pero el primer día de clases nos anuncian que había que retirarlos porque no habían aceptado el certificado de este médico que era uruguayo. La otra escusa es que tenía que ser un médico de Salud Pública, que después supimos que era una arbitrariedad", sentenció.

Guardan los recortes de diarios que hicieron el seguimiento en la época y cuenta que fueron juzgados por no estar interesados en que sus hijos entren en el sistema educativo. "Nada que ver", explican que la decisión pasó por otro lado. Insistieron en que sus hijos pudieran aunque sea dar exámenes finales, pero en Uruguay no se podía hasta los 15 años. Todos los años los preparaba y a fin de año viajaban a Buenos Aires a dar la prueba, donde sí podían hacerlo.

Nohelí, la más pequeña de los hermanos, jamás pisó una escuela primaria, la hizo toda con su madre, que es maestra, en su casa de Tarariras, en Colonia. Cuando fueron expulsados de la escuela, Nahuel y Ayelén estaban en 4º y 3º grado respectivamente, por lo que completaron la primaria con su madre. La mayor de las hermanas, Maite, completó la primaria sin problemas.

Nos acompañaron Ayelén, Nahuel y Nohelí Borgogno Arce, aquellos niños devenidos hoy en adultos, para hablar sobre su experiencia de vida y las dificultades que tuvieron que atravesar.


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