En Uruguay 450 niños padecen e cardiopatías congénitas, por lo que deben someterse a operaciones cardíacas. Recibimos al cardiólogo infantil Roberto Canessa.
En este tipo de momentos lo importante son los padres, hablar con ellos sobre lo que le va a pasar. Les das ese garrotazo en la cabeza, y esos pobres papás quedan medios tullidos.
La mayoría de las veces no es diagnóstico fetal, en Uruguay andamos en el 20 % o 30 %.
En Uruguay estamos muy bien a nivel de atención de cardiopatías. Hace 30 años que trabajo en esto y se ha progresado muchísimo.
Es algo que le puede pasar a todos y por eso es importante trabajar en esta área. Tenemos que tener como sociedad cada vez mejor sociedad.
Somos ‘anormales’, ‘mutantes’, porque nosotros en Los Andes y estos niños con sus cirugías desafiamos al determinismo y torcimos el final natural de la historia”.
Los que eran para morirse se los robamos a la muerte. Yo me iba a morir y me salvé y los niños que se van a morir también se pueden salvar. Veo en el ecógrafo y veo un potencial sobreviviente, un potencial amigo. Vamos a intentarlo. Es una profesión de la que vuelvo molido pero lleno de amor, cariño y entusiasmo.
Cuando constaté que nos habíamos salvado, sentí que la vida era una brisa, y que entre la tragedia y la gloria solo mediaba un suspiro.
Creo que todo en la vida, el primer paso es pasión. A la mañana siguiente del accidente, cuando los heridos más graves habían muerto, me pregunté: ¿por qué tengo esta paz de saber que no puedo hacer ya nada más por ellos? Lo mismo pasa con un niño que está sangrando, doliendo con tubos, hacés lo mejor que podés y ya está. Se terminó y él está en paz. Siento que Dios está arria y hace cosa que no entendemos.
Este domingo 4 de noviembre la Fundación Corazoncitos realiza un megastrogonoff para ayudar.
