La figura del “vocero presidencial” implica desafíos: profesionalizar la comunicación pero manteniendo la “cercanía” del presidente con la ciudadanía

“La tarea, por lo que se conoce en el mundo, es representar al presidente en su relación, primero con los medios de comunicación, y gestionar la agenda informativa de los anuncios, los mensajes del presidente. Pero fundamentalmente, el rol de un vocero es, primer lugar, de protección a la persona que representa, en segundo lugar […]

“La tarea, por lo que se conoce en el mundo, es representar al presidente en su relación, primero con los medios de comunicación, y gestionar la agenda informativa de los anuncios, los mensajes del presidente. Pero fundamentalmente, el rol de un vocero es, primer lugar, de protección a la persona que representa, en segundo lugar de articulación con la persona que representa, y en tercer lugar, de ser un fusible: es también la persona que, en último momento, debe correrse y dejar entrar al vocero principal”, explicó Daniel Laino, experto en comunicación y director de Improfit.

La tarea del “vocero presidencial” también supone desafíos. “Nos hemos acostumbrado a un candidato, a un presidente electo de mucha cercanía con la gente, a un presidente electo que se saca fotos con la gente; colocar un vocero en el medio supone un nivel de protección para el presidente, pero también un ejercicio de cómo esa protección no es interpretada como una barrera. Acá hay un desafío muy interesante, de profesionalizar una función, que no es nuevo en el mundo, pero que es una función que protege pero que a la vez tiene que mantener la cercanía”, agregó Laino.

La figura del “vocero presidencial” es una novedad en Uruguay, pero tiene ejemplos en el exterior. “La referencia mundial de esto es el caso de Estados Unidos”, explicó Laino.