El sentido olvidado: la vertiginosa historia del olor a través de la cultura humana

Tiene que ver que cuando se empezó a estudiar el mundo la ciencia puso al ojo como gran emperador de los sentidos.

Hace más o menos 13.750 millones de año nació el olor. El olor estuvo siempre ahí, en cada fase, en cada momento de la historia, pero por diferentes razones, cuando hay que reconstruir el pasado, suele ser el principal olvidado.

No obstante, y a pesar de que faltan relatos, el olor impuso su peso sobre la historia y marcó, sin que nos diéramos cuenta, el devenir de la humanidad en momentos fundamentales.

“El olfato fue el primero de nuestros sentidos y tuvo tanto éxito que, con el tiempo, el pequeño montículo de tejido olfativo situado encima del tendón nervioso se desarrolló hasta convertirse en cerebro. Nuestros hemisferios cerebrales fueron originalmente pétalos de tallo olfatorio. Pensamos porque olemos”, escribió un antropólogo sudafricano.

Los olores componen la historia. Es por eso que el periodista argentino Federico Kukso se embarcó en la tarea de llevar el olor a la primera plena con su libro Odorama, historia cultural del olor.

Durante los años de investigación, Kukso se encontró con que el olor a incienso desbordaba las ciudades egipcias y era sinónimo de la presencia divina; que Cleopatra estaba obsesionada con los aromas; que la antigua Grecia olía a sudor y comida mediterránea; o que en el palacio de Versalles se aplicaron los primeros perfumes naturales. También descubrió que el olor impulsó transformaciones políticas y económicas. De hecho, la primera red social fue la ruta del incienso, la pimienta y la seda, todos bienes que se perseguían, en parte, por el valor de su aroma.

En la investigación, Kusko también descubrió que, de un buen tiempo a esta parte, el olor empezó a ser casi como una mala palabra.

"El gran tabú en nuestra sociedad occidental es el olor del cuerpo y ha crecido una industria pendiente a alterar esos olores. El olor del cuerpo es mal visto”, explicó Kukso.

De este modo, el olor también fue una excusa de represión a lo largo de la historia y, apoyado en la publicidad, limitó sus aplicaciones y se montó un imperio alrededor de la higiene.

“Cómo el marketing nos lleva a pensar que existen olores inherentemente masculinos o femeninos, y eso es mentira", dijo el periodista.

En este sentido, Kusko dice que la humanidad entró en un proceso de desodorización. "No es que va a morir el olor per se, pero tenemos una distancia cada vez mayor con los olores naturales", agregó.

De esta forma el periodista advierte que una cuota de la responsabilidad la tienen la globalización y al avance de la virtualidad. “El olor es una de las grandes fronteras de la tecnología, se han intentado muchas veces el cine con olor, la realidad virtual con olor pero no hay tecnología actual que logre mandar olores a distancia", sentenció.

El futuro del olor es incierto. Lo que sí se puede afirmar es que a pesar de que fue y es ignorado, el olor nos conecta y comunica física y emocionalmente con los demás. Y mientras haya universo, habrá algo que las narices puedan olfatear.