Escalar el muro México-Estados Unidos, el desafiante intento de migrantes centroamericanos

Trump acusa a estos migrantes de querer perpetrar una "invasión" a su país y desplegó miles de soldados a la frontera.

A plena luz del día y ante la impotencia de fuerzas estadounidenses fuertemente armadas, algunas familias de migrantes centroamericanos escalan, con niños bajo el brazo, el muro fronterizo entre México y Estados Unidos para buscar su irrenunciable sueño americano pese a las amenazas del presidente Donald Trump.

Cerca de las playas de Tijuana, una ciudad del noroeste de México que colinda con la estadounidense San Diego, California, un puñado de migrantes que llegaron en caravana desde Honduras encontraron un tramo vulnerable  del muro fronterizo, lejos de los filosos entramados de púas recientemente instalados por el ejército de EEUU.

Viajando ligeros con pequeñas maletas y batallando con niños pequeños, una decena de centroamericanos se apoyan en rocas de la desértica barranca y se impulsan unos a otros para trepar la reja de metal oxidado.

Apenas brincan hacia el lado estadounidense, agentes de la patrulla fronteriza se precipitan para rodearlos y detenerlos. Aterrados, los niños gritan y lloran.

"No tengo nada que perder. En Honduras no hay vida y aquí (en México) está cada vez más difícil", dice a la AFP Albita, una joven hondureña que no quiso dar más detalles de su identidad.

"Me la juego, todo o nada", dice tiritando de frío en el albergue de migrantes en Tijuana, poco antes de lanzarse al muro fronterizo y lograr sortearlo.

La caravana migrante recorrió más de 4.000 km durante más de un mes desde San Pedro Sula, Honduras con el objetivo de llegar a Estados Unidos, donde buscan pedir asilo y construir una vida lejos de la pobreza y violencia de Centroamérica.

- Imparables -

Trump acusa a estos migrantes de querer perpetrar una "invasión" a su país y desplegó miles de soldados a la frontera, quienes en las últimas semanas han reforzado el muro con barricadas y alambramados, además de desplegar impresionantes demostraciones de poder.

El momento más crítico ocurrió el 25 de noviembre, cuando unos 500 migrantes con numerosos niños pequeños embistieron en horda contra el muro fronterizo, en un desesperado intento de cruzar en masa.

Las fuerzas estadounidenses respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma que descargaron indiscriminadamente desde helicópteros que volaron al ras de la frontera.

Estos hechos infundieron terror entre los centroamericanos, e incluso muchos de ellos renunciaron a su sueño americano.

Cientos de ellos solicitaron su repatriación y más de 2.000 han empezado a regularizar su estancia en México para instalarse definitivamente.

Otro tanto se ha doblegado a la exigencia de Trump de permanecer en México mientras solicitan el asilo, uno a uno, en cortes fronterizas, aunque para este trámite existe una lista de espera de más de 5.000 personas, incluyendo a migrantes de otros países que llegaron a Tijuana hace tiempo.

Pero a los más aguerridos no les detiene nada, sobre todo los que saben que un juez federal de California suspendió recientemente un decreto firmado por Trump que establecía que los migrantes que cruzaran clandestinamente no podrían pedir asilo.

"No soporto que se den por vencidos, tenemos que seguir luchando por lo que vinimos", dice Jecson Fuentes, un hondureño de 22 años cuya madre logró cruzar la frontera hace unos días con su hermana de 15 años. Se entregaron a las autoridades y ahora siguen adelante con su proceso de asilo.

Así, algunos migrantes han empezado a escabullirse por debajo del muro por las noches y bajo la guía de algún experimentado traficante de personas, y otros se aventuran en pequeños grupos a plena luz del día.

La caravana, que llegó a sumar unos 7.000 personas, ha empezado a disolverse, estancada ante la imposibilidad de cruzar la frontera en masa.

Unos 2.000 migrantes se encuentran en un nuevo albergue instalado para recibirlos tras más de dos semanas bajo la intemperie y condiciones de hacinamiento en otro centro que las autoridades de Tijuana habían improvisado en un barrio marginal, a unos metros del muro fronterizo.

Unos 500 centroamericanos se rehúsan a abandonar el primer albergue ahora clausurado, y el resto de los integrantes de la caravana se han esfumado, según autoridades.

(AFP)

Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos criticó a la Justicia de su país por interferir en las decisiones del presidente Donald Trump

Kirstjen Nielsen advirtió a los migrantes que llegan en caravana que no lograrán saltarse la fila violando las leyes.

Kirstjen Nielsen aprovechó su visita a playa Imperial, en San Diego, justo donde comienza la frontera oeste entre EE.UU. y México, para cargar contra la corte de San Francisco que bloqueó este lunes el reciente decreto de la Casa Blanca que establece que sólo se podrá solicitar asilo en los puertos de entrada al país.

"Déjenme ser clara, este tribunal de San Francisco ha reemplazado el criterio del presidente en relación con su plena autorización para determinar qué es una auténtica amenaza a nuestra soberanía nacional", dijo la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional.

“Que nadie se confunda, esta es una pared con una hilera de alambre de espinos sobre otra hilera de alambre de espino; nadie entrará ilegalmente a nuestro país", se jactó la funcionaria del gobierno Trump.

El refuerzo de la valla fronteriza responde a la presencia de miles migrantes en la localidad mexicana de Tijuana, donde en las últimas horas se estableció una feria de empleo destinada a los migrantes. La ciudad fronteriza con Estados Unidos, quiere aprovechar la llegada en caravana de miles de migrantes centroamericanos para su próspera industria.

"Estamos ofreciendo entre 7,000 y 10,000 empleos para la industria también otras actividades productivas en la ciudad como restaurants se nos han acercado a nosotros", dijo Salvador Díaz, presidente de la Asociación de Industriales de Tijuana.

Los migrantes recorrieron durante más de un mes, unos 4.400 km desde San Pedro Sula, Honduras, hasta Tijuana. En la feria de empleo, que durará un mes, las empresas ofrecen sus vacantes, mientras autoridades migratorias trabajan para regularizar la estadía de los centroamericanos, mientras tramitan su solicitud de asilo en Estados Unidos.

Tijuana ya llevó a cabo una iniciativa similar cuando miles de haitianos llegaron a la ciudad hace dos años. Según la Asociación de Industriales, todos ganan: los migrantes obtienen un empleo legal y los empresarios mano de obra deducible de impuestos.

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Un estimado de 3.000 migrantes se encontraban aún en camino, a la altura de la cercana Mexicali.

Ondeando banderas de México, unas 300 personas marcharon hacia el albergue que el gobierno local improvisó para los migrantes en un centro deportivo.

"Si el Gobierno no puede con esto, se va a encargar la delincuencia, los cárteles, no nos importa quien se encarguen de ellos, pero que se encarguen de ellos. Tijuana se va a limpiar y se van a dar cuenta", sostuvo una manifestante anti-inmigrantes.

Mientras tanto, una decena de personas con pancartas blancas se manifestaban en defensa de los centroamericanos.

"No todos los tijuanenses tenemos una visión de rechazo, no todos los tijuanenses tenemos una visión de discriminación, hay otra parte y otro sector de Tijuana, que simple y sencillamente apela a la paz, a la empatía y al reconocimiento del derecho de las personas", contó un manifestante pro-inmigrantes.

Tras salir el 13 de octubre de San Pedro Sula, en Honduras, más de 3.500 centroamericanos han llegado a Tijuana, su última escala antes de intentar cruzar a Estados Unidos.

Un estimado de 3.000 se encontraban aún en camino, a la altura de la cercana Mexicali.

El conservador alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, ha pedido que los centroamericanos sean expulsados alegando que "llegan en un plan agresivo" y "grosero", y propuso una consulta ciudadana sobre el tema.

Un nuevo grupo de unos 200 salvadoreños comenzó el domingo su camino hacia Estados Unidos.

AFP

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