Julio Fernández Techera, rector de la Universidad Católica del Uruguay, contó cómo las instituciones han transitado la pandemia.
Las universidades privadas fueron autorizadas por el Ministerio de Educación a retomar la presencialidad en aquellas actividades que no pueden realizarse de forma remota. A partir de esta semana están autorizadas a mantener actividades de laboratorio, talleres, consultorios y determinadas evaluaciones no masivas. Debido a que la Universidad de la República es cogobernada —es decir, no depende únicamente de la decisión de la cartera—, queda afuera de esta resolución. ¿Qué implica este permiso y qué impacto sintieron las universidades privadas a raíz de la llegada del coronavirus?
Lo solicitamos el 21 de abril y lo pedíamos para actividades que no se pueden hacer online como las prácticas y evaluaciones. Se nos pidió hacer un protocolo de las universidades privadas, siguiendo el protocolo de la ANEP. Se hizo la consulta a la OPP y el lunes tuvimos respuesta.
Igual los mayores de 65 años no son una población muy abundante en las universidades. Más del 80 % de las clases se hicieron online. Hubo muchos prácticos que se pasaron para el segundo semestre, como las carreras de la salud y las ingenierías con los laboratorios. Todos los profesores han hecho actividades extraordinarias. Los talleres pueden contar con las medidas porque podemos reducir los grupos.
En el caso de las matrículas hubo un aumento de la morosidad en 8 % y mucha gente pidió que se le pasen las cuotas para el final de la carrera por unos meses, al menos en nuestro caso.
Estuvimos trabajando con plataformas Zoom y capacitamos 900 profesores. El apoyo de los estudiantes fue extraordinario. Profesores dijeron que en esta modalidad atendieron más.
Insisto: la opción de nuestra universidad es por la presencialidad, porque los estudiantes no se pueden perder de la vida universitaria.