La inteligencia artificial, en todos sus formatos, sigue ganando terreno.
El Colegio Médico del Uruguay comenzó a debatir cómo incorporar la inteligencia artificial en la práctica clínica. Analizan los tiempos que ahorraría, pero advierten que hay que prestar especial atención en la personalización y la empatía.
La inteligencia artificial, en todos sus formatos, sigue ganando terreno. En varias partes del mundo ya se utiliza para tareas administrativas, atención primaria, telemedicina, lectura de resultados de análisis y hasta diagnósticos, pero ¿cómo se puede usar en nuestro país?
“En particular, en nuestra área de trabajo, la microscopía y las imágenes biomédicas, está siendo muy útil. Nosotros necesitamos cuantificar diferentes variables, como tamaños, espacios, movimientos; allí, la inteligencia artificial está trayendo oportunidades para hacer estas tareas que habitualmente desarrollamos en el laboratorio”, indicó el doctor Leonel Malacrida.
A través del análisis sistematizado de imágenes, los sistemas pueden predecir desde diagnósticos hasta posibles mutaciones genéticas o posibles escenarios, que pueden ser clave para los médicos a la hora de abordar y prevenir patologías.
“Por el tipo de análisis y por el tipo de trabajo matemático que hay detrás de la inteligencia artificial, puede ser muy robusta, muy potente y arrojar luz sobre áreas nuevas de investigación”, agregó Malacrida.
Pero, ¿cuál es el rol del doctor en todo esto? “Las herramientas que hoy en día están disponibles no están 100% reemplazando el labor humano. Siempre hay que corroborar que lo que nos devuelve y no darlo por sentado”, dijo el doctor Bruno Pannunzio.
“En cierta forma, la inteligencia artificial va a ayudar a personalizar la medicina. Cada caso es muy único. Entonces, estas cosas que llevan mucho tiempo, la inteligencia artificial puede ayudarnos a hacer lo que se llama medicina de precisión, que es ir específicamente a la persona”, agregó.